El plato frío de la venganza /1
Que Esperanza Aguirre era rencorosa ya lo sabíamos los estudiantes universitarios. De las manifestaciones en las que se la echaba de la Universidad debido a su gestión vinieron las leyes de reforma educativa, en las que se restringen las becas y se fomenta la educación universitaria elitista, igual que hace treinta años, matando así dos pájaros de un tiro: pongamos a los obreros en su sitio, ocupándose de las labores propias de su clase social, y atajemos así el emplear a inmigrantes en ocupaciones que ya no deseaban los hijos de estos obreros venidos a más.
Ahora nos ha dado todo un ejemplo de su cara más vengativa al desairar de esa manera a su predecesor político y persona que debía cederle el poder: Alberto Ruiz-Gallardón.
Como ciudadana no votante del Partido Popular, tengo que reconocer en Ruiz-Gallardón a una persona respetuosa con la oposición, a un político eficaz y discreto, que ha ejercido el poder de una manera ecuánime. Rara avis dentro de su propio partido y criticado precisamente por ello, Ruiz-Gallardón es hoy día aquello que una vez soñó Aznar con vendernos: la imagen del político centrado y "de centro", lejos del cacique cerril que abusa del poder y que impone su capricho y su venganza tan pronto como toma posesión del cargo.
Tristemente, hemos vuelto a la derecha más dura, y el mandato no ha hecho más que empezar. Así que, conciudadanos, asociaciones y colectivos en general: id recordando las posibles ofensas que le hayáis podido realizar a Aguirre durante todos estos años para ir pidiéndole disculpas... O ateneos a las consecuencias.
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