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Crítica:TEATRO | 'Don Juan Tenorio'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Rescoldo de una emoción

El primer Tenorio de Dalí se estrenó en 1949; el segundo, en 1950. A los supervivientes nos queda el rescoldo de una emoción, más en nuestra propia cabeza y en la elaboración de los recuerdos que en la restauración que se hace ahora, con la ayuda de algún memorión, con fotos y relatos, más que con documentos, porque parece que los bocetos originales de Dalí han ido desapareciendo casi desde que se hicieron, y eran propiedad del Estado: la corrupción es eterna. España era pacata, tristona y relamida; había vuelto atrás para borrar todo el descubrimiento artístico de la primera mitad del siglo y a pesar del franquismo de Dalí -por el dólar, contra Picasso- y del de Luis Escobar (lo cual no le impidió realizar un teatro nacional valiente, decidido, intelectual) su visión del Tenorio tuvo mucho de escándalo. Había una vejez bastante imbécil, que ahora no hay, prerrepublicana, en los puestos de orden: y se quejaron. Hubo bastantes escándalos más, hasta que llegó uno muy característico, que fue el de acusar a la dirección del teatro -Luis, Huberto Pérez de la Ossa, Igoa- y muchos de sus colaboradores de homosexuales. Si la época era sangrienta, también era muy idiota: les expulsaron, pusieron en su lugar a Alfredo Marqueríe -un mujeriego, diríamos con lenguaje de entonces-, el cual abrió su temporada con una obra de Benavente, cuya homosexualidad conocida estaba respetada ya por el premio Nobel, y ya habían pasado suficientes años (era en 1952) desde que se le persiguiera por rojo. Repito estas cosas porque para muchos son inimaginables.

Don Juan Tenorio

De José Zorrilla. Versión y dirección: Ángel Fernández Montesinos sobre la primera versión escénica de Luis Escobar y Huberto Pérez De La Ossa (1949). Intérpretes: Pep Munné, Manuel Navarro, Paco Casares, Eduardo Mac Gregor, Yolanda Ulloa, Natalia Barceló, Janfri Topera, Chema De Miguel Bilbao y Marisol Ayuso, entre otros. Dirección musical y composición: Joan Valent. Escenografía: Wolfgang Burmann. Vestuario: Pedro Moreno, sobre escenografía y figurines de Salvador Dalí. Iluminación: Josep Solbes. Asesor coreográfico: Arnold Taraborrelli. Teatro María Guerrero. Centro Dramático Nacional.

No tengo ninguna emoción al ver esta recreación más que las mías propias. Los escenarios se han quedado anticuados y pobres, los figurines son espectaculares y bellos pero ya sin novedad y las audacias escénicas se han multiplicado de tal manera que basta con citar, sólo para España, los nombres de Gerardo Vera y de Nieva, o el de Mampasso... No, tendría que citar muchos para mostrar cuánto más allá se ha ido, aunque queden numerosos restos de la España idiota, y hasta quizá se revitalizan. La actualización hecha por Ángel Montesinos es muy adecuada. La interpretación, no tanto.

Quedan muchas razones para ir a verlo. La segunda, la de la recuperación de una cultura que andaba a empujones. Sería la primera, para mí, la obra, el Tenorio de Zorrilla, que es una de las mejores muestras de la teatralidad española. La cantidad de espectáculo, la sonoridad del verso y el valor añadido de sus ripios teatrales se siguen manteniendo por encima del tiempo.

Parece que el Tenorio que hizo Pep Munné gustó mucho a los espectadores, a juzgar por sus ovaciones finales. A mí, no. Estoy sin duda mal acostumbrado por la interpretación arrebatadora del personaje, de sus declamaciones estentóreas, que no me cuadra éste en mis esperanzas. Encontré una buena y nerviosa Doña Inés en Yolanda Ulloa, un magnífico criado en Chema de Miguel, una Brígida no convencional en Marisol Ayuso. Y advertí que el tiempo pasaba con cierta rapidez, lo que me parece un síntoma tan bueno como raro.

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