Pau Arenós narra la Barcelona más cruda a partir de un detective rentista

Pau Arenós (Vila-real, 1966) lleva años pateando Barcelona para escribir sus crónicas en El Periódico de Catalunya. Muchas observaciones y opiniones, sin embargo, se las ha ido guardando por una cuestión de espacio, registro y género. En El topo a la luz del día (El Aleph), su debut en la ficción, parece haberse desquitado. Es una serie de relatos protagonizados por un detective accidental, Ramón Tárrega, en la que la ciudad es escenario y coprotagonista.

Una de las tres dedicatorias de El topo a la luz del día va dirigida a Pepe Carvalho, el detective gastrónomo del escritor recién fallecido Manuel Vázquez Montalbán. Su hijo, el también escritor Daniel Vázquez, presentó el libro junto a Arenós. Vázquez afirmó que pese a que su título se refiere solamente al primer cuento, protagonizado por un hombre perseguido por el franquismo que tuvo que cambiar su identidad, también sugiere la idea de que los barceloneses son topos que se esconden cada vez más en sus madrigueras.

Arenós contó que ha querido trazar "una mirada sobre Barcelona". El cicerone es Tárrega, un rentista con conciencia social que se ve envuelto en varios sucesos por su amistad culinaria con un comisario de policía izquierdista. "Tárrega tenía que ser rentista porque necesitaba un personaje con mucha movilidad. No podía ser oficinista". El personaje es el vehículo de la acción: "Las cosas siempre suceden a los demás".

La Barcelona que dibuja Arenós no es precisamente amable. A través de las idas y venidas de Tárrega y de los personajes que se cruzan con él, el escritor habla de la ciudad que va desde la época preolímpica hasta de hoy. "Barcelona está bien, pero puede ser una ciudad muy cruel y complicada si no se tiene dinero en el bolsillo".