Los esquemas de Berlusconi
'Il Cavaliere' hace creer que diseñó la táctica que hizo al Milan campeón de Europa
Silvio Berlusconi no tiene bastante con presidir el Gobierno de Italia, con ser el hombre más rico del país, con poseer el mayor imperio de comunicación y con ser propietario del Milan. También quiere ser considerado un gran entrenador, un maestro del fútbol capaz de planificar tácticamente en sólo un rato, una gran final europea.
El 28 de mayo, después de que el Milan ganara la final de la Copa de Europa en Manchester, regaló a un fiel periodista-biógrafo los papeles con la táctica que decía haber dispuesto para el encuentro, y el periodista los incluyó en un libro aparecido esta semana como prueba de la sapiencia balompédica de Berlusconi. Pero los papeles, como era de esperar, resultaron obra del entrenador, Carlo Ancelotti, que se los había regalado como recuerdo al presidente del club. Cuando la prensa descubrió la falacia, Ancelotti, tan sorprendido como cualquier otro, trató de aclarar las cosas sin crearse problemas con el Gran Jefe: "Me gusta hablar de fútbol con Berlusconi, y aprecio sus consejos, pero los esquemas me pertenecen".
El autor del libro Il Cavaliere e il Professore, sobre la rivalidad política entre Silvio Berlusconi y Romano Prodi, es Bruno Vespa, un veterano periodista al que se atribuye la habilidad de estar siempre del lado del más poderoso. Su última obra constituye un denso elogio del Cavaliere Berlusconi, cuyos múltiples talentos, según Vespa, no conocen límites. El periodista describe así los prolegómenos de la final de Manchester: "Al borde de un inmenso prado a la inglesa, de esos que sólo los ingleses saben crear, Berlusconi conferenciaba con Carlo Ancelotti. Trazaron juntos los esquemas de juego, que publicamos en el apéndice".
Berlusconi, de acuerdo con su propio relato, dirigió hasta el último detalle: "Le dije a Ancelotti que fuera valiente, que hiciera todas las sustituciones sin dudar (...) Acordamos todos los cambios: fuera Costacurta y dentro Roque Júnior, fuera Pirlo y dentro Serginho, fuera Rui Costa y dentro Ambrosini...".
En realidad, Berlusconi llegó a Manchester esa misma tarde, con el tiempo justo para ver el encuentro y para colgarse después las medallas por una victoria que, al fin y al cabo, se alcanzó por penaltis, después de un partido pésimo de la Juventus y de 120 minutos sin un gol.
Al político y multimillonario siempre le ha gustado presumir de ser el auténtico cerebro técnico tras las victorias del Milan. "Yo he enseñado al Milan a jugar al fútbol", declaró en 2001.
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