Atalaya explota el lado grotesco de 'Divinas Palabras', de Valle-Inclán
"Mis obras no son de este tiempo. Pero les llegará su día". Ramón María del Valle-Inclán (1866/1936), motor de la renovación de la literatura española en la transición de finales del siglo XIX a principios del XX, hizo en su día esta predicción y parece que no se equivocó. Su obra Divinas Palabras (1920), punto de inflexión entre su teatro mágico rural y el esperpento, está de actualidad desde que la compañía sevillana Atalaya tomó la palabra del dramaturgo y la llevó a los escenarios. Ganó con ella en 1999 el Premio Nacional Ercilla entre otros, conquistó al público, y no ha dejado de representarla desde entonces. Hoy y mañana lo volverá a hacer en el teatro Principal donostiarra (20.00).
Divinas Palabras, dirigida por Ricardo Iniesta, narra la historia de Juana La Reina, una mujer que se gana la vida explotando a Laureaniño, su hijo deficiente y monstruoso de feria en feria. Cuando ella muere, sus hermanos Marica y Pedro Gallo -un sacristán dominado por su mujer- luchan por hacerse con el negocio.
Personajes grotescos
El montaje -protagonizado por Joaquín Galán, Antonia Gómez, María López Martínez de Tejada y Cynthia Luque, entre otros-, habla de envidias, celos y adulterios; es una radiografía de las miserias de la condición humana llevadas a lo esperpéntico por Valle-Inclán. "Goya rimó lo grotesco y lo trágico en sus lienzos estupendos; fue una excepción en el arte español. Yo creo haber sido el primer literato castellano que armoniza lo lírico y lo grotesco", sentenció en su día sin complejos el autor de Luces de Bohemia.
Atalaya, que ganó el Premio a la Mejor Puesta en Escena Andaluza con esta obra en 1998, ha sacado punta a los personajes caricaturescos de Valle-Inclán y los ha explotado a través del vestuario, los juegos de expresión corporal y la música. Sobre el escenario, nueve actores dan vida a una galería de 35 personajes sórdidos y mezquinos en un obra eminentemente coral, en la que el pueblo y los mendigos son los verdaderos protagonistas.
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