El regreso de dos trotamundos
José Mari y Coloccini, compañeros en tres equipos diferentes, vuelven al Calderón con el Villarreal ante un Atlético en racha
De equipo en equipo, dando tumbos por Italia y España, un delantero sevillano de 24 años y un central argentino de 21 han coincidido ya en tres conjuntos diferentes pese a la juventud de ambos. Desde el gran Milan hasta el creciente Villarreal, pasando por el peculiar Atlético de Madrid, José Mari y Coloccini han compartido la soledad del extranjero, minutos de banquillo y un renacer deportivo en su última parada. Hoy regresan con el Villarreal al Calderón, el escenario de su penúltima coincidencia, y donde no acabaron de triunfar de rojiblancos.
"Me marché del Calderón con un mal sabor de boca y ahora regreso con muchas ganas", afirma José Mari, jugador del equipo madrileño en dos etapas: desde 1997 a 2000, y la temporada pasada. En la primera jugó 84 partidos y marcó 20 goles; el curso pasado celebró seis dianas en 31 encuentros. Su compañero Coloccini disputó 27, y tampoco acabó de triunfar, así que los dos dibujaron este verano el mismo trayecto. Desde Madrid a Vila-real con el permiso del Milan, el equipo al que pertenecían. José Mari fue traspasado con coste cero -incluso el conjunto italiano ha ayudado económicamente a asumir el coste de su ficha-, y Coloccini ha llegado como cedido al que es su sexto equipo en las últimas seis temporadas -Boca Juniors, San Lorenzo, Milan, Alavés, Atlético y Villarreal-.
El sevillano jugó cuatro campañas de rojiblanco; el argentino lleva seis conjuntos en seis años
"El Milan es el mejor club del mundo, pero ser atlético es algo inexplicable", coinciden
Pese a todo, los dos guardan un recuerdo especial del Atlético. "Es un club único en todos los aspectos. Único porque su afición es increíble, porque cuando estaba en Segunda División tenía más socios que la mayoría de equipos de Primera, y único porque siempre hay problemillas en el club, siempre. Es como el anuncio, es inexplicable decir por qué eres del Atleti, pero una vez allí dentro los sentimientos que tienes es lo que hace grande al club. Es sólo eso, no le hacen grande los resultados, porque hace varias temporadas que no ganan nada", explica José Mari. "Así es", añade Coloccini", "a cualquiera le gusta jugar allí. Yo no pasé un año muy bueno, no lo bueno que esperaba en lo deportivo, pero en lo personal no lo olvidaré. Ha sido una experencia muy linda, y el Atleti queda marcado en mi vida. Es difícil de explicar. Hay que estar allí, dentro del campo y sentir lo que hace vibrar a esa afición. Es una cosa que no pudo explicar, es demasiado fuerte". "Tiene mucho tirón entre la gente. Los atléticos siempre estamos orgullosos de serlo. Ves a un aficionado por la calle y te enseña el carnet de socio y la foto de su hijo vestido del Atleti que lleva en la cartera, y eso no pasa en ningún otro club", continúa José Mari.
El sevillano ha vivido temporadas de todos los colores. Comenzó como centrocampista organizador en el Sevilla, pero "desorganizaba en lugar de organizar", y se pasó a la delantera, puesto en el que admiraba a Polster, Zamorano y Suker. Despuntó con el filial en Segunda B en la temporada 1996-97, subió a Primera y un año después lo fichó el Atlético. Su juego llevó al Milan a pagar 19 millones de euros por él, pero en la ciudad italiana, acostumbrado al trajín de Sevilla y Madrid, se aburrió tanto en el banquillo como fuera del campo.
Un año después se produjo su primer encuentro con Coloccini, un prometedor central fichado al San Lorenzo de Almagro. Sobre el campo coincidieron en partidos amistosos y de la Copa de Italia. "El Milan es el club más grande del mundo. En cuanto a organización no se le puede pedir más", coinciden los dos. También en que prefieren el fútbol español. "El fútbol italiano es completamente distinto. Es más cerrado, con menos espacios. Los españoles no triunfan en Italia.
A ellos les va bien que el equipo gane aunque no juegue bien. Aquí, si el Madrid o el Barça ganan pero no juegan bien, te silba todo el estadio. Allí, si ganas, todo va bien, no hay problema. Los jugadores se conforman con los resultados y se preocupan menos de jugar bien", explica José Mari. " Es otro fútbol, muy físico, en el que se corre mucho más. En España se puede ver buen fútbol en cualquier campo, y en Italia... bastante menos", dice Coloccini, campeón del mundo sub 20, y central como su padre, Osvaldo, desde que el técnico José Pékerman retrasó su posición desde el centro del campo a la defensa.
Tras el Milan y el paso por el Atlético, hoy regresan al Calderón con el Villarreal, un club "familiar" en el que han recuperado el protagonismo. Delante estará el enrachado Atlético (cuatro victorias consecutivas) liderado por Fernando Torres, con quien hoy se verá las caras Coloccini. "Se nota que asimila bien la presión que le meten. Está sacando adelante la calidad que tiene", dice el argentino. "Está intratable. Es un chico joven e inteligente al que le ha caído la responsabilidad de ser el escudo del Atleti", añade José Mari.
Hoy, tanto el sevillano como Coloccini, dos trotamundos, regresarán a la que fue hasta hace poco su última casa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.