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FÚTBOL | Décima jornada de Liga

Eto'o se desespera ante el delantero que le suplantó

Los dos centenares largos de seguidores valencianistas que ayer acudieron a Son Moix no podían imaginar mejor forma de comenzar el partido. Apenas acomodados en sus asientos, recibieron con júbilo y no con poca sorpresa los tempranísimos y encadenados goles de Jorge López y Oliveira.

Antes de marcar el segundo tanto, el delantero brasileño ya había descerrajado el partido provocando un penalti y la consiguiente expulsión de uno de los centrales del Mallorca, Fernando Niño. Así respondió Oliveira a la constante presión a la que ha estado sometido desde su llegada al Valencia. Y lo hizo ante el artífice indirecto de su situación, el camerunés Samuel Eto'o.

El Valencia fue destino virtual de Eto'o durante buena parte de la pretemporada, pero la tan cacareada operación acabó frustrándose por motivos económicos. Oliveira fue entonces el elegido para poner fin a la sequía goleadora del plantel valenciano. A juzgar por su actuación de ayer, la decisión no fue equivocada.

Por su parte, tras la renovación integral del Mallorca durante el pasado verano, Eto'o da muestras de sentirse terriblemente solo. Más que nunca, la parálisis de juego en la que está sumido el equipo pone en evidencia su condición de estrella.

Es Eto'o un jugador de otra dimensión en una plantilla de nivel medio. La afición balear lo sabe y por eso se da con un canto en los dientes cuando cada año, al cerrarse el período de fichajes, comprueba atónita que el camerunés no se ha movido de la isla.

También saben en Son Moix que no caerá esa breva una vez más. El lunes pasado, y ante la mediocre marcha liguera de su equipo, Eto'o explotó: con semblante triste advirtió de que su ciclo en el Mallorca se acaba.

Pero el camerunés es todo entrega. Se trata de un profesional incansable que se crece en los peores momentos. Ayer se puso el mono de trabajo con el marcador indicando un 0-2 y todo un partido aún por disputar. Dirigió los movimientos y los pases de sus compañeros, recuperó balones y transitó por el césped buscando abrir brecha. Casi lo consiguió: con un fenomenal obús, lanzado desde 35 metros, hizo temblar la portería de Cañizares, quien sólo pudo acompañar la trayectoria del balón con la vista.

Por si acaso, Eto'o estuvo espléndido con los jugadores del Valencia, saludándolos con sonrisas y palmadas después de cada jugada. El delantero brilla cada vez más y no quiere que el suyo sea un destello fugaz. Sabe que ahora lo tendrá difícil para consagrarse como el fuera de serie que es. Ayer, Oliveira acrecentó su disgusto por partida doble.

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