_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

La difícil mayoría absoluta

Soledad Gallego-Díaz

Toda la estrategia del Partido Socialista (PSOE) con vistas a las elecciones generales de marzo próximo pasa por impedir que el Partido Popular revalide la mayoría absoluta lograda en 1999. Ese es el objetivo a que se refiere José Luis Rodríguez Zapatero cuando afirma que ganar en 2004 está al alcance de la mano: "No hay ningún motivo para creer que Mariano Rajoy esté en condiciones de lograr una victoria apabullante", asegura un miembro de la Ejecutiva socialista.

"Rajoy no es Aznar. Eso lo sabe él mismo, y por eso no para de pedir al partido que no dé nada por hecho y que se prepare para una dura batalla. La verdad es que lo que le estamos pidiendo no es que gane, sino que lo haga por mayoría absoluta, algo que es siempre muy difícil de alcanzar", reconoce un dirigente popular, para quien el PP tendría ahora muchas más dificultades que en 1995 para lograr alianzas parlamentarias.

Fraga y Cascos saben que el PP no puede cerrar la puerta a una negociación con CiU, con reforma de estatuto incluida, pero que para eso tendría que ganar Artur Mas

Los miembros de la Ejecutiva socialista saben, por su parte, que no les bastará con lograr mejores resultados que la anterior candidatura, encabezada por Joaquín Almunia. "Lo mínimo que se les puede exigir es que el PSOE arrebate la mayoría absoluta al PP", afirma un dirigente autonómico. "Es lo lógico. Después negociaremos apoyos y se podrá gobernar, o no, pero, desde luego, tenemos que impedir que el PP siga haciendo en este país de su capa un sayo. Si esta Ejecutiva no lo logra, si no logra quitar la mayoría absoluta a Mariano Rajoy, tendríamos que volver a replantear todo".

La del PP es una posición curiosa: quizá le hubiera sido más fácil repetir mayoría absoluta con Aznar como candidato, pero desde luego, si no la lograra, le vendrá mucho mejor que no sea Aznar quien esté al frente del partido. La imagen negociadora del presidente del Gobierno se encuentra bajo mínimos, con poca credibilidad frente a los otros partidos políticos. "Si no hay mayoría absoluta, está claro que tenemos más posibilidades con Rajoy que con Aznar", admite otro dirigente regional del PP.

Aun así, perder la mayoría absoluta dejaría a Rajoy en una posición complicada y abriría muchas posibilidades al PSOE. El candidato popular perdería fuerza en su papel de secretario general del partido, y probablemente necesitaría para gobernar el apoyo de Convergència i Unió. Esa es una opción muy difícil porque si Artur Mas pierde las elecciones frente a Pasqual Maragall, le será casi imposible apoyar a un Gobierno del PP contrario a la reforma del estatuto.

Y si Mas consiguiera mantenerse en la Generalitat, sólo podría apoyar a Rajoy si éste aceptara renegociar la autonomía. Un sapo muy grande para Rajoy, cuya campaña se centrará, en parte, en la negativa a modificar los estatutos.

La perspectiva de dar marcha atrás es, sin embargo, tan real que ya se oyen voces dentro del PP matizando esa negativa. "Manuel Fraga y Francisco Álvarez Cascos son perros viejos en política y saben que no se puede cerrar esa puerta, así que quizá ahora les desautoricemos y después tengamos que darles las gracias", afirma un diputado popular que se considera admirador de Cascos.

Dos ministros muy ocupados

A la espera de los casi decisivos resultados de Cataluña, las ejecutivas de los dos principales partidos comienzan a preparar amplias agendas de internacional. Los dos candidatos, Rajoy y Rodríguez Zapatero, tienen poca experiencia en política exterior y no conocen a buena parte de los dirigentes europeos. La idea es solucionar esta carencia en los próximos meses.

En el caso de Rajoy, la gira europea coincidirá con las negociaciones que lleva a cabo el Gobierno de Aznar para recuperar peso político en la Conferencia Intergubernamental. El tema es tan importante que, según manifiesta un diputado popular especialista en temas europeos, "es lo único que puede amargar la marcha al presidente del Gobierno".

La intensa actividad que están desplegando el Ministerio de Exteriores y el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Ramón de Miguel, contrasta con la relajada actitud de Ángel Acebes y José María Michavila, ministros de Interior y de Justicia, respectivamente, que llevan algún tiempo sin dar fecha para recibir en Madrid a su homólogo holandés.

Holanda permitió hace poco la presencia de guardias civiles en Amsterdam para que ayudaran a controlar el flujo de inmigrantes ilegales ecuatorianos que utilizaban ese aeropuerto para saltar a España. Más de 123.000 en un año. O Acebes y Michavila tienen cosas más importantes a las que dedicarse, o, como temen algunos diplomáticos, simplemente se sienten, por creencias personales, muy poco interesados en un país tan abierto como Holanda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_