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VISTO / OÍDO
Columna
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Escándalos

Sale ahora otro escándalo: la víctima, o el culpable, dice que le atacan porque él no dedica al plan Ibarretxe los insultos que otros. Es muy posible. Todo en España, ahora, gira en torno al plan Ibarretxe, y quizá sea justo porque el tema vasco va a estallar seriamente muy pronto: pero no aclaran los acusados, o por lo menos yo no lo veo, si participaron realmente en una recalificación de terrenos para favorecer a los herederos del general Franco y su propio patrimonio. Todo es posible: la opinión pública siempre acepta la acusación, y es que intuye que todo es ilegal. Debe haber un depósito de escándalos en las arcas del partido del Gobierno que de cuando en cuando saca el tema que conviene para hundir a quien molesta. A veces, el escándalo afecta sólo a quienes casi han colaborado con él, porque han hecho una inversión que iba a devolver su dinero multiplicado. Ésa es una cuestión eterna.

La estafa de Doña Baldomera, se decía hace casi dos siglos: Doña Baldomera Larra, hija del gran escritor romántico, especulaba con bienes que no existían: daba dos onzas de oro por cada una que le entregaban, y se hacía llamar "la amiga de los pobres": los arruinó. Los estafadores estaban en la Puerta del Sol, en espera de paletos: ahora están en sus viviendas recalificadas. Sus estafas afectan a todos: afectan a la vivienda en Madrid, que está cada vez más lejos de las posibilidades de ser adquirida. El escándalo se tolera: se le vota, si es necesario, porque se dice que "no hay pruebas" de la especulación fraudulenta. La única prueba es su precio: no es justo, multiplica por diez el valor del ladrillo, por veinte el centímetro cuadrado de terreno. Pero el sistema lo acepta: es el liberalismo económico, y el estado no debe intervenir. Cree que el mercado libre, la oferta y la demanda, regula los precios y favorece tanto al empresario como al empleado: por un misterio poco concebible surgiría así la igualdad, o al menos la justicia. Se está viendo que no es así, pero se sigue diciendo. El español está más endeudado que cualquier otro ciudadano de la CE que, sin embargo, mantiene el mismo sistema de neocapitalismo. Lo más curioso es que el español endeudado sigue votando al partido que es más afecto a este sistema: parece que cree que, si le dejara caer, otro partido ejecutaría sus deudas y le dejaría en la calle. Doña Baldomera vendiendo onzas de oro a dos por una no pudo llevar a esa convicción a sus víctimas. Aquí, ahora, las víctimas creen que quizá este Gobierno perjudique más al pobre, pero ellas no son pobres: tienen más deudas.

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