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Entrevista:JUAN ANDRÉS MOMPÓ | Modisto

"El 'glamour' está de parte de las mujeres"

Miquel Alberola

Pregunta. ¿Cómo define lo que hace?

Respuesta. Como una cosa muy divertida. Es mi vida, lo que mejor sé hacer y como mejor me desenvuelvo para ganarme la vida.

P. Lo acusan de balenciaguista.

R. Pienso que soy más diorista que balenciaguista. También soy muy Balenciaga, pero lo que ocurre es que ha sido un referente muy extendido, y sobre todo muy cogido por estamentos muy carcas de la sociedad. Eso no me gusta. Por eso soy más Dior, más fantasía, más ágil, más etéreo, más francés.

P. ¿Cuál es su proceso creativo?

R. Actualmente es no dibujar. Si me pongo a dibujar, pienso que ya lo he hecho. Cojo una idea y lo hago, y no me gusta. Y surge otra cosa, y pongo una tela, y lo tuerzo a un lado, lo pongo encima de una chica... Y es así.

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P. ¿Sus clientas le dicen qué quieren o es usted quien se lo dice?

R. No hago nada basándome en la clienta, porque si hago una cosa muy a medida, estoy haciendo una cosa práctica y no una cosa ideal.

P. ¿Por qué eligió la alta costura?

R. Porque soy una persona bastante miedosa. Estar en la lucha diaria no me gusta nada. Prefiero lo mío, poco a poco. No podría vivir con agobios porque soy una persona bastante insegura.

P. ¿Por qué sólo para mujeres?

R. Cuando empecé, la moda de hombres no existía. Recuerdo que mi jefe me decía que los hombres no podían llevar camisas azules pálidas porque les decían que eran mariquitas. ¡Imagine qué nivel de creación había en los años sesenta! El glamour siempre está de parte de las mujeres: Desayuno con diamantes o Mi desconfiada esposa son Audrey Hepburn y Lauren Bacall, y no George Peppard ni Gregory Peck.

P. ¿La mujer es más elegante que el hombre?

R. No, el hombre era más florido y espectacular en el siglo XVII que la mujer, pero luego se ha invertido. En las manos de ciertos modistos, la mujer siempre representa un ideal, como un sueño que no tiene nada que ver con la sexualidad.

P. ¿No ha sentido nunca la necesidad de vestir al hombre? ¿Ni siquiera ahora que ya puede llevar camisa azul pálida?

R. El hombre, cuando menos afectado, más favorecido. Realmente, las cualidades masculinas surgen cuando el hombre se preocupa menos de su aspecto.

P. ¿La moda es sólo consumo?

R. Es el deseo de individualizarse, de sentirse diferente a su prójimo. Es un lenguaje.

P. ¿Y sustituye al tiempo doloroso del deterioro, como inspiró Roland Barthes?

R. Sí, es una ilusión de juventud. Y luego está toda la mitología de que encuentran estupenda y te dicen que estás fenomenal.

P. La moda ha entrado en los museos. ¿Es arte?

R. Hay muchos museos y todas las ciudades quieren que se hable de ellas por impacto mediático. Hoy la moda es un espectáculo y a la gente le gusta ver gente joven y guapa que desfila con luces y colores.

P. Usted no es un habitual de la Pasarela del Carmen.

R. Soy deshabitual. Llevo muchos años y no quiero que me digan dónde me tengo que meter.

P. ¿Por qué los intelectuales consideran la cultura de la moda como un epifenómeno frívolo?

R. No ocurre en otros países, como Italia, donde la moda es una verdadera industria. En España es más pronto un escaparate, una cosa de los medios de comunicación. Lo que ha fallado son 40 años de desapertura.

EN DOS TRAZOS

Juan Andrés Mompó (Valencia, 1946) lleva casi 40 años dibujando vestidos. Sus padres tenían un pequeño taller y él copiaba tan bien los modelos de Christian Dior del 'Hola' que acabó haciéndolo para Tejidos Estany, una de las tiendas más finas del momento. Entonces, cuando Cullera era Saint Tropez, inventaba con sus amigos "pantalones imposibles". Ahora, en su madurez creativa, realiza exclusivos vestidos de fiesta y boda para una no menos selecta clientela belga, francesa y española, aunque continúa yendo por la calle en bicicleta con el cojinete tachonado de alfileres en la muñeca.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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