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DOPAJE | El mayor escándalo desde Ben Johnson

Diseño para la trampa

Carlos Arribas

"En realidad, el caso de la tetrahidrogestrinona no es tan excepcional. De hecho cada cinco o seis meses nos llegan a los laboratorios antidopaje compuestos químicos nuevos que alguien se ha encargado de sintetizar". A Jordi Segura, presidente de la subcomisión antidopaje del Comité Olímpico Internacional (COI) y director del laboratorio antidopaje de Barcelona, la llegada al candelero de un esteroide más no le ha sorprendido lo más mínimo, pero sí lo que parece haber detrás. "Lo impactante es la magnitud de la gente afectada".

En el fondo, Balco, la empresa de Víctor Conte que, según la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), está detrás de la THG, no ha recurrido más que a una práctica bastante habitual: la mejor forma de pasar los controles antidopaje sin peligro es recurrir a sustancias que no se conozcan en los laboratorios. "No es tan complicado", dice Segura, "con una mediana estructura, unos buenos químicos y un laboratorio bien provisto se pueden sintetizar sustancias nuevas sin mayor problema". La THG no es más que la vieja conocida gestrinona, un medicamento con efectos anabólicos indicado para la endometriosis -el crecimiento de tejido uterino fuera del útero-, a la que se ha respetado el núcleo -los cuatro anillos de carbono de todas las testosteronas- pero se le ha retocado el maquillaje, los radicales de alrededor de los anillos. "Así han creado una sustancia muy similar en efectos, sin mayor peligro para el consumo que otros anabolizantes, pero totalmente invisible para nuestros laboratorios", dice Segura. Son los anabolizantes de diseño. A la carta.

Alrededor de la THG se ha desarrollado rápidamente una mitología exagerada. Según algunos expertos, lo que convertía en indetectable a la THG es que su molécula en cierto sentido se desintegraba cuando a la muestra de orina correspondiente se le sometía a los procesos de vaporización, calentado y secado previos a la cromatografía de gases. Se volatizaba. "No la veíamos", dice Segura, "porque no sabíamos que existía. Nosotros en el laboratorio enfocamos a lo que sabemos que se puede enfocar. Ahora, una vez conocido, no habrá problemas. Tenemos ya la indicación aproximada, pero la AMA nos hará llegar rápidamente el patrón de referencia. El problema es que aunque ahora identificamos la THG seguramente otros deportistas estarán usando otro anabolizante de diseño desconocido para nosotros. Y no todos los días aparece un entrenador con una jeringa cargada para que podamos saber lo que se utiliza".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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