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Crónica:TENIS | Masters Series Madrid
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ferrero se corona bajo techo

El 'número uno' gana, ante el chileno Massú, su primer título en una pista rápida

A su coronación como número uno, producida hace ya siete semanas, Juan Carlos Ferrero agregó ayer un nuevo reconocimiento internacional: su primer título en pista cubierta. Había ganado en el Palau Sant Jordi, de Barcelona, la Copa Davis de 2000, pero entonces la cancha no era rápida, sino de tierra batida y favorecía sus intereses y los de España. Así, rompió otra barrera que se le había resistido demasiado tiempo. El Masters Series de Madrid se convirtió en la llave que le abrió la puerta. Todo influyó: su excelente momento, el apoyo incondicional del público y la titánica lucha que está manteniendo para conservar su liderato. "Esta vez", dijo emocionado, "no le voy a dedicar este triunfo a mi madre, que estará allá arriba en el cielo. Se lo dedico a mi padre".

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Ferrero se impuso al chileno Nicolás Massú, 21º del mundo, por 6-3, 6-4 y 6-3 en dos horas y 30 minutos y, además de un talón de 450.000 euros, sumó un montón de puntos que le permiten dejar Madrid al frente de las dos clasificaciones mundiales: la de puntos anuales (826 por los 822 del estadounidense Andy Roddick) y la de la regularidad, que acumula los de los últimos 12 meses (4.570 por los 4.235 de Roddick y los 3.925 del suizo Roger Federer). La primera consecuencia es que depende de sí mismo para concluir 2003 como el número uno. No importa que pierda los 400 puntos que se adjudicó en 2002 como subcampeón del Masters porque los ha recuperado en otros torneos: si lo hace mejor que sus rivales, lo será.

Si es capaz de mantener el nivel de juego de estos días, es fácil que lo consiga. Se mostró imbatible frente al talentoso Federer en las semifinales y ayer hizo sentir de nuevo su calidad y su fuerza mental ante Massú. No era fácil para el suramericano, que acaba de cumplir los 24 años, afrontar una final como la que había alcanzado tras eliminar al brasileño Gustavo Kuerten y Roddick. Massú acreditó el cambio evidente en su entorno -ahora trabaja con el técnico argentino Gabriel Markus y se ha alejado de su compatriota Marcelo Ríos-, su mente y su juego. Eso le llevó a ganar en Amersfoort y Palermo y a ser finalista en Kitzbuhel y Bucarest. Pero no le bastó para derrotar a Ferrero.

El español, de 23 años, es el más fuerte del circuito y sólo corre el peligro de pasarse de vueltas en lo que le queda de temporada por su lucha por el liderato mundial y por ganar la Copa Davis, que España disputará a Australia del 28 al 30 de noviembre. Sin embargo, es muy probable que, finalmente, renuncie a jugar en Basilea y se reserve para París y el Masters de Houston. Por el momento, nadie puede con él. En la final se mostró intratable en las dos primeras mangas, en las que sólo concedió dos bolas de break con su saque. Cometió su primer error no forzado cuando iba 40-0 para colocarse 3-0 en el marcador. Y sólo se relajó en la tercera manga, cuando iba dos breaks arriba y estaba 4-1. Entonces perdió su primer saque y salvó un 15-40 en el siguiente, que concluyó con dos saques directos.

Fue el final. Massú se rindió ya a la evidencia: ni podía mantener los peloteos con Ferrero ni tenía armas para vencerle. El valenciano sumó su cuarto título del año, tras los de Montecarlo, Valencia y Roland Garros y después de haber disputado la final del Open de Estados Unidos. No es el más importante. Pero le da un valor muy especial: es un masters series, se jugó en casa y es su primer título en una pista cubierta.

Juan Carlos Ferrero exhibe, orgulloso, su trofeo.
Juan Carlos Ferrero exhibe, orgulloso, su trofeo.EFE

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