Zapping

Lágrimas

Operación Triunfo y Gran Hermano intercambian parte de sus valores fundacionales. Cuando todavía era un fantástico programa, OT seducía por sus contenidos y su épica del esfuerzo envuelta en un clima innovador.

Bonsáis

En eso llegó la industria, decretó la optimización de recursos y convirtió a un grupo de jóvenes con los que podías identificarte en bonsáis mercadotécnicos de un invento perfecto en lo formal, pero sin alma. Por si eso fuera poco, en la academia está prohibido fumar. Otro factor de simpatía con OT era que podías admirar a tu alumno preferido y defenderle en sobremesas y otros foros de debate. Sabiendo en lo que algunos se han convertido, en cambio, es difícil, ya que, a veces, parece que lo primero que aprenden es a pronunciar la palabra Miami. Pese a que trabajan tanto como antes, no cuentan con el efecto sorpresa del primer reemplazo (el lunes, OT tuvo un 24,4% del share mientras que el GH del jueves, con expulsión de Luhai incluida, tuvo un 25,1%).

Fuego

Con GH ocurre al revés. Si al principio la casa era el reino del escaqueo, ahora los convictos trabajan. Partiendo del mal ejemplo, los cambios lavan parte de su imagen sin descuidar su adictivo lado oscuro. Además: en Guadalix no sólo se fuma, sino que el tabaco es tan vital como el edredoning (tocamientos bajo el edredón). Verlos sobrevivir y pelearse permite intuir que Guadalix es más cuartel que casa y que, al salir, no les espera un contrato con el ubicuo Emilio Stefan, sino ganarse el pan despellejando a sus colegas. O montando pollos tan poco edificantes como el de Aída y Pocholo en Crónicas marcianas. Entre horrorizado y divertido, Sardá parecía no controlar aquel incendio de egolatrías y no saber si ponerse la gorra de pirómano o la de bombero (aunque no descarto que fingiera desconcierto para reforzar su papel de ambivalente maestro de ceremonias).

Huelga

¿Preferimos

los supervivientes a los triunfadores? OT empezó a perder encanto cuando lo comercial arrastró a los concursantes y les robó la posibilidad de fracasar. Los de GH, en cambio, fracasan cada día y mantienen viva su condición de mamíferos adultos en cautividad. GH sigue siendo un documental sobre fauna, pero con animales superiores (algunos más superiores que otros). Mientras tanto, en Antena 3, la huelga dinamita la parrilla. El conflicto tiene un lado dramático para los trabajadores amenazados por los despidos, pero trae sorpresas. El lunes, en lugar de Como la vida y su descarnado tratamiento de la frivolidad, programaron la famosa Tú y yo, con Gary Grant y Deborah Kerr. Se trata de una melodramática reflexión sobre la fuerza del amor, ideal para empezar la semana llorando a moco tendido y empalmar con el tono más duro y realista de la extraordinaria Wonderland que emitió La 2 el jueves. Por lágrimas, que no quede.