¿Una recuperacion distinta?
Expertos, inversores y empresas, perplejos ante las contradicciones que muestra la evolución de la economía de EE UU
¿La recuperación en EE UU es aparente o real? Es real, si se tienen en cuenta las previsiones de crecimiento del tercer y cuarto trimestre, el comportamiento de Wall Street, los resultados de muchas grandes empresas y la evolución del consumo. Pero es una recuperación aparente para muchos, porque dos años después de haber concluido la recesión, casi no se ha creado empleo, o se ha creado un tipo distinto de empleo difícil de detectar. Y es una recuperación que deja a expertos, inversores y empresas con un grado notable de desconcierto, porque no son capaces de saber hasta qué punto es sólida y hasta qué punto está determinada por los estímulos fiscales, el gasto militar de las guerras de Afganistán e Irak y la devaluación del dólar, y si el peso de los déficits (presupuestario y comercial) lastrará la economía.
El mercado de trabajo no despega; muchos temen que el actual crecimiento económico no sea muy sólido y responda sólo a estimulos fiscales
En definitiva, es una recuperación lenta, con grandes interrogantes y probablemente de nuevo tipo, en la misma medida en que era relativamente nuevo el crecimiento sostenido durante casi toda la década de los 90. ¿Hay o no hay verdadera recuperación? "No existe una respuesta absoluta, pero, en mi opinión, las últimas cifras hablan claramente de recuperación económica", afirma Matthew B. Canzoneri, catedrático de Economía de la Universidad de Georgetown, en Washington, con la experiencia que le da el haber sido miembro del Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal y consultor del Fondo Monetario Internacional. "El hecho más significativo es el crecimiento de la demanda agregada en los últimos meses, acompañado de un aumento en la producción. También es importante el crecimiento del Producto Interior Bruto. Analizados conjuntamente, estos y otros indicadores permiten pronosticar un crecimiento económico notable".
El aumento del PIB estadounidense en el primer trimestre fue del 1,4%; el del segundo trimestre dio un salto y fue más del doble, un 3,3%; el de este trimestre -el día 30 se conocerá el cálculo preliminar- podría superar el 4%, con proyecciones para el final del año también cercanas al 4%. El aumento del consumo sigue líneas paralelas: fue del 3,8% en el segundo trimestre, casi doble que el del trimestre anterior. Gracias a los bajos tipos de interés, la demanda de viviendas se mantiene firme. Las cifras de actividad industrial y de pedidos de empresas se han reanimado. El índice de confianza de los altos ejecutivos que elabora desde hace un año The Chief Executive Group asegura que ha crecido siete puntos entre septiembre y octubre, y que el incremento anual es del 35%, un porcentaje que -como era de esperar- sigue con bastante fidelidad la curva del Dow Jones de los últimos 12 meses.
Adiós a la recesión
Pero los empresarios no se atreven a hacer pronósticos muy optimistas, y un buen número de expertos lo entiende a la perfección: "Es una situación muy incierta en la que es especialmente difícil hacer predicciones. Es complicado incluso saber qué va a pasar el mes que viene, porque la economía de EEUU vive al día", entiende el responsable de análisis de una corporación financiera internacional con sede en Washington, "y es una botella que está medio llena o medio vacía, depende de cómo se quiera ver". En su opinión, "el Gobierno y la Reserva Federal han decidido que está medio llena, para ver si todo el mundo se convence y acaba llenándose del todo. Pero persiste una enorme inseguridad sobre lo que puede pasar a medio plazo".
El pasado verano, el Buró Nacional de Investigación Económica -un grupo privado que se dedica al análisis de los ciclos económicos- aseguró que la recesión había terminado en noviembre de 2001 y que, desde entonces, se está en una fase de recuperación. Y la Reserva Federal tiene claro que "el ritmo de expansión económica ha repuntado", según el Libro Beige de esta semana, que analiza el conjunto de la evolución económica. En diez de las doce zonas de EEUU en las que la Reserva aplica su análisis, una por cada banco regional que tiene, "la actividad se ha expandido". Construcción y sector inmobiliario, industria, distribución y demanda de préstamos por parte de las empresas son las áreas de mayor dinamismo. Son los datos que la Reserva Federal tendrá en cuenta para su próxima reunión de finales de mes en la que no deberían modificarse los tipos de interés, que están en el 1%, el nivel más bajo de los últimos 50 años.
El Gobierno, que aborda un año electoral en el que, como casi siempre, la reelección del presidente depende básicamente de la situación económica, cree también que se está en el buen camino, aunque sólo sea para ayudar a convencer a los indecisos. "Es pronto para las grandes celebraciones, pero es evidente que hay señales muy esperanzadoras", declaró la pasada semana Joshua B. Bolten, director de presupuestos de la Casa Blanca. El problema que debe despejarse es el de los puestos de trabajo.
Desajustes internos
Matthew B. Canzoneri cree que es explicable el desajuste entre crecimiento y empleo: "Es verdad que mucha gente parece estar preocupada por el empleo, pero lo cierto es que, en buena parte de las recuperaciones económicas, la recuperación laboral se produce con alguna posterioridad. En muchos caos, la reducción de desempleo va por detrás del crecimiento en la producción y la demanda agregada, porque las compañías se apoyan en los trabajadores que ya tienen para superar definitivamente la recesión. Es decir, que aunque los indicadores apunten a una recuperación clara, las empresas esperan a que estos pronósticos sean más visibles antes de empezar a contratar de nuevo".
La tasa de paro está en el 6,1%, pero es posible, en esta nueva clase de recuperación, que se esté configurando un mercado laboral determinado por el aumento de la productividad, la disminución de empleos fijos y el incremento de trabajadores por cuenta propia. La incertidumbre sobre el futuro, pero también una tendencia que arrancó con los ajustes del downsizing, hace que las empresas sustituyan los empleos fijos perdidos durante la crisis con contratos temporales o a tiempo parcial de personas que se han especializado, con lo que el reflejo en las estadísticas no está garantizado. En todo caso, y en palabras de Ben Bernanke, uno de los gobernadores de la Reserva Federal, "hasta que no mejore el mercado laboral, esta recuperación no será sentida como tal por la mayoría de los estadounidenses".
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