La trágica vida de Puig Antich llega al cine
Manuel Huerga dirigirá el filme basado en el libro 'Compte enrere', de Francesc Escribano, con producción de Mediapro
El próximo 2 de marzo se cumplirán 30 años de la terrible ejecución de Salvador Puig Antich. Para ese mismo día está prevista la presentación de un apasionante proyecto cinematográfico: un filme sobre la trágica vida del joven anarquista y, más que nada, acerca de su brutal muerte, con sólo 25 años, a manos de un ya por entonces extenuado régimen franquista que quiso dejar claro, dándole garrote vil, que todavía le quedaba cuerda. El cineasta Manuel Huerga dirigirá la película, basada en el sobrecogedor libro del periodista Francesc Escribano Compte enrere (Edicions 62 y Península, en castellano). Y Mediapro, titular de los derechos audiovisuales de la obra, la producirá. El largometraje empezará a rodarse a finales del año próximo. Pero, pese a que aún faltan muchos meses para que Huerga se coloque detrás de la cámara, tanto él como el productor, Jaume Roures, andan ya muy metidos en harina. Y es que a ambos les mueve la idea de trasladar al celuloide una historia que les sacudió en su día -a ellos dos y a la sociedad catalana al completo, a la que todavía le duele- y recuperar, de paso, la memoria de una de las últimas víctimas de la dictadura.
Lluís Llach se ha comprometido a componer música para el largometraje
En 1974, Huerga tenía sólo 17 años y estaba en COU. Roures, con 24 -más o menos los mismos que Puig Antich- y un notable historial de luchador antifranquista, ya sabía lo que significaba ser víctima de la represión del sistema y conocía bien la Modelo a su pesar. Había estado allí como preso político entre 1969 y 1971. Desde el mismo momento en que Escribano, que es director de programas de TV-3, empezó a trabajar en su libro sobre Puig Antich, Roures tuvo la seguridad de que algún día llevaría esa historia al cine. Así que en cuanto se publicó compró los derechos y comenzó la búsqueda del director. Sin ningún éxito durante años. "El problema es que yo buscaba entre directores de mi generación que hubiesen vivido intensamente aquel episodio, porque estoy convencido de que, para contar bien esta historia, hay que haberla sufrido. Y aquellos con los que hablaba -ninguno de ellos era catalán- no recordaban absolutamente nada del caso Puig Antich", explica el productor de Los lunes al sol.
Un día, hace muy poco, se citó con Huerga para una comida de trabajo -el cineasta prepara para Mediapro los audiovisuales del Fòrum- y, a los postres, Roures le hizo partícipe de su infructuosa batida. El director de Antàrtida vio el cielo abierto. "Se me puso la carne de gallina", confiesa Huerga. Y le rogó al productor que considerara su candidatura a dirigir el filme. Roures, tras cerciorarse de que compartía con Huerga, siete años menor que él, inquietudes y puntos de vista a propósito de aquel suceso, lo fichó.
Tanto director como productor observan la película desde dos ópticas. Por una parte, persiguen que sirva para poner al día la memoria de aquella agonía de la posguerra -pocas veces llevada al cine, como se encarga de recordar Roures- reconstruyendo la corta vida de Puig Antich, al que la propaganda franquista hizo pasar por un atracador de bancos asesino de un policía cuando era uno de los muchos activistas de la resistencia contra el regimen. En su caso, con las siglas del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL). Y por otra, les atrae poderosamente la personalidad del joven libertario y sus circunstancias. "Su vida reúne todos los componentes épicos de una historia universal: la de un chico normal de su época, un tanto temerario, al que le gustan las motos, las chicas..., y al que el destino le jugó una mala pasada. Su existencia tiene una estructura argumental perfecta hasta en lo más minucioso, como la concurrencia de un padre republicano, o sea un vencido, condenado a muerte por su ideología que ve cómo se repite su historia en la de su hijo", comenta Huerga. "No hay que inventar nada", zanja.
El cineasta ya ha empezado a trabajar en el guión. "Hay un punto de partida extraordinario, que es el libro de Francesc Escribano", dice, "pero me gustaría cuestionarlo aunque sea como ejercicio". Por ejemplo, aclara, tiene que decidir todavía si lo mejor es el relato cronológico, tal y como lo presenta el libro, y sobre todo encontrar el tono. "La película debe aportar algo más que información y retrato riguroso. Nos tienen que mover otras cosas, que debemos trabajar no sólo en el guión, sino también en la puesta en escena. Me refiero a que debemos lograr sacudir conciencias y tocar la fibra de quienes recuerdan el caso, pero sobre todo de aquellos que lo desconocen. Y hacerlo con un lenguaje actual. No se trata de poner el peso en la ideología, hemos de llegar al público con maneras contemporáneas", señala Huerga.
El director se está encontrando con que, si bien Compte enrere contiene muchísima información, pasa de puntillas por las descripciones visuales. Por eso, ha empezado a visitar sin ninguna prisa -antes de rodar el filme tiene otros compromisos: además de los audiovisuales del Fòrum, la dirección de la ópera Gaudí, de Joan Guinjoan, en el Liceo- lugares en los que estuvo Puig Antich, como la cárcel Modelo, adonde fue acompañado de Roures, que volvía a pisar la prisión después de 32 años. "La oscuridad de las paredes de entonces ahora está pintada de blanco", resume el productor, que no cree probable poder filmar en esa penitenciaría, demasiado repleta.
Al director le preocupa mucho la sintaxis visual del largometraje. "Quiero asumir riesgos", afirma. Y adelanta que la estética del filme no será "naturalista o documentalista". "Intentaré", asegura, "que el público, sin dudar de la veracidad, se tope con un mundo no necesariamente hiperrealista, que el código visual sea moderno".
En cuanto al reparto, Huerga apunta que "habrá que buscar lo que realmente necesite la película para que el mensaje llegue lo más lejos posible". "En la historia", añade, "hay una riqueza de personajes muy grande: el aspecto coral es muy rico, y el entorno de Puig Antich, sus hermanas, sus colegas... es de una gran intensidad".
El tercer nombre propio por ahora en el proyecto es el de Lluís Llach, que se ha comprometido a componer la música. El cantautor pertenece a la misma generación que Puig Antich e incluso fue su vecino. "Está entusiasmado con el encargo", cuentan Roures y Huerga, que recuerda que la canción I si canto trist recoge el estado de ánimo de Llach tras la muerte del joven anarquista. No será la única música que sonará en el filme, que incluirá otros temas de la época, desde Cat Stevens a Leonard Cohen pasando por Pink Floyd.
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