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Reportaje:

Piezas sueltas

Los férreos 'aparatos' de los partidos suelen chocar con los independientes que fichan para sumar prestigio a sus filas

El juez Bernardo Pinazo es un profesional brillante que un buen día decidió aceptar la oferta del presidente provincial del PP, Joaquín Ramírez, para incorporarse a las listas municipales de ese partido al Ayuntamiento de Málaga. 119 días después de obtener su acta de concejal decidió poner fin su carrera política porque, en ese corto periodo de tiempo, se dio cuenta de que le habían "impedido desarrollar el trabajo para el que teóricamente había sido fichado" por el alcalde malagueño, José María de la Torre.

Lo ocurrido plantea algunas interrogantes sobre la convivencia de los llamados independientes -a los que los partidos fichan, en la mayoría de las ocasiones, porque les aporta un prestigio que no encuentran dentro de sus filas- con las férreas estructuras de las organizaciones políticas. A veces se convierten en piezas sueltas que no encajan en los aparatos.

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Joaquín Ramírez no sólo no se arrepiente de haber sacado a Pinazo de su oasis profesional, sino que volvería a repetirlo. "Que la historia haya salido mal no me desanima", reconoce, "porque la política debe nutrirse de personas como él y romper inercias y evitar que la gente se eternice en los cargos". A juicio del presidente provincial del PP de Málaga no todos los fichajes de independientes que ha hecho su organización han terminado en fracaso, como lo demuestra el que la mayoría hayan decidido sacarse el carné del PP. No obstante, reconoce que los partidos no tienen resuelta la manera de administrar la discrepancia de los sin carnés y que depende mucho del talante personal del jefe de filas de turno. "No hay instrumentos para evitar esos roces. Reconozco que son difíciles. Creo que hay que respetar el papel que tiene cada uno y no hay que domeñarlos ni llevarlos como corderitos".

Para el responsable de Comunicación del PA, Javier Aroca, en principio es saludable la incorporación de independientes a las listas de los partidos, ya que suma un plus de conexión con la sociedad. Dicho esto, advierte de la vulnerabilidad de la relación del independiente con el partido porque se basa exclusivamente en la confianza y no en la disciplina, como ocurre con los militantes.

Aroca dice que el andalucismo está muy ideologizado y hay pocos independientes: quien se suma al PA suele afiliarse, de hecho de los 696 concejales que ahora mismo tienen en Andalucía, tan sólo 30 son independientes. Se confiesa poco amigo de estas fórmulas que se alejan, a su juicio, del sistema de partido en el que se fundamenta la política en España. "Lo mismo que el consumidor exige una etiqueta debidamente detallada de cualquier producto para saber lo que compra, el votante debería tener garantías también de qué es lo que está votando". El andalucista piensa que si la opción del independiente es sincera lo lógico es que se comprometa con el partido y entre en su disciplina: "¿Qué sentido tiene ser independiente cuando a la vez se está defendiendo la política del partido con el que se concurre a unas elecciones? En el fondo los independientes suponen cierta inestabilidad e inseguridad".

Izquierda Unida es una rara avis en el panorama político por su condición de federación de partidos e independientes. Su aspiración es precisamente aglutinar a todo lo que se mueve a la izquierda del PSOE con la pluralidad como bandera, por lo que la incorporación de independientes a su espacio de movimientos sociales y profesionales es precisamente uno de sus objetivos.

La vicesecretaria general del PSOE de Andalucía, Mar Moreno, admite que "no hay ningún manual de estilo" que indique cómo se gestiona la independencia. Y plantea una pregunta que va a la raíz del funcionamiento de los partidos: "¿Por qué se busca fuera un prestigio cuando no lo hay dentro? Eso no debiera ser así y forma parte del desprestigio de la política, cuando el trabajo político debería sumar en cualquier currículo profesional".

Moreno asegura que la incorporación de independientes "tiene que ser una excepción" en los partidos y se confiesa "defensora a ultranza" de la militancia. Lo explica de esta manera: "Hay que perderle el miedo. Habría que eliminar los prejuicios de que la militancia política merma la libertad de actuación y de opinión, porque es un ejercicio cívico, un valor y hay que comprometerse y trabajar en los partidos, donde hay una vida interior que debe enriquecerse".

La número dos del PSOE asegura que las incorporaciones de independientes en la federación socialista de Andalucía no han sido ni problemáticas ni negativas y que éstos deben sentirse cómodos para que pierdan la desconfianza.

Estos son los casos de las consejeras de Cultura y de Medio Ambiente. A Carmen Calvo la fichó Manuel Chaves en 1996 y en 2000 encabezó la lista del PSOE al Parlamento andaluz por Córdoba. Se define como "una socialista sin papeles", pero no como una independiente. "Ideológicamente no lo soy, ni antes, ni ahora. Yo defiendo la política a capa y espada y uno mi destino a los socialistas en lo bueno y en lo malo y pase lo que pase. Si hay que coger el carné el presidente Chaves, la vicesecretaria general y el secretario provincial de Córdoba ya lo saben y no tengo ningún problema".

Fuensanta Coves ya dio ese paso este verano. Al igual que su compañera de gabinete, dice haber tenido "un margen de libertad extraordinario" como consejera de Medio Ambiente. "Nunca me he visto en una situación de dificultad, sino todo lo contrario". Coves confiesa que lo que la empujó a afiliarse al PSOE fue la guerra de Irak. "La actitud que matuvo el PSOE para mí justifica la afiliación".

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