El regreso del morbo

La visita de Luis Aragonés al Calderón el próximo domingo, como entrenador del Mallorca, registrará uno de esos episodios dramáticos que avocan al Atlético a lo que causa tanta gracia entre aficionados alemanes o británicos cuando visitan España y ven teatro de Lope o fútbol de Liga. No atinan a comprender fácilmente las extrañas ramificaciones de lo que los locales llaman "morbo" pero sospechan algo muy emocionante. Un enredo de asuntos de honor típicamente castizo que tendrá su expresión más pura en la proxima jornada de Liga, en el Atlético-Mallorca. Allí tendrá lugar el encuentro de Gregorio Manzano y Luis Aragonés. El presunto conspirador y el presunto ofendido reunidos en un duelo final y liberador. ¿Cuál de los dos tenía razón? ¿Quién resultó el villano y quién el más honrado? ¿Y quién estaba más preparado para dirigir al Atlético?

Aragonés será presentado hoy como nuevo entrenador del Mallorca, su nuevo cargo tras dos años al frente del Atlético. Manzano, a la sazón técnico del Mallorca, fue acusado durante la temporada pasada por Aragonés de conspirar contra él, cuando ocupaba el banquillo rojiblanco. Manzano lo negó todo. "El que me mire a los ojos sabrá que no miento", proclamó. Que Manzano fichase luego por el Atlético no impidió que siguiese negando haber firmado un precontrato mientras Aragonés todavía era el técnico. Los cargos y descargos se prodigaron entre ambos, heridos en sus respectivos prestigios de hombres sin dobleces, convertidos cada uno en defensores públicos de su honestidad puesta en cuestión. "Miente", decía uno. "Engaña", decía el otro. Los dos bailaban en torno al problemático banquillo del Atlético. El equipo no estaba bien. Y sigue sin estarlo.

Aragonés y Manzano, convertidos en los agitadores del duelo dialéctico más resonante del último verano, cerrarán un círculo el próximo domingo mientras se vean de reojo en la banda del Calderón. El Profesor, actual técnico del Atlético y anterior del Mallorca, contra

El Sabio, actual técnico del Mallorca y ex del Atlético. La academia contra la experiencia. Pasado contra presente. Choque de egos y resolución de afrentas personales que puede derivar en cualquier cosa. Siendo como está cuestionado, Manzano caminará en la frontera de la destitución si sufre una derrota. Una destitución provocada por Aragonés.

El Mallorca, que despidió al primer entrenador de la temporada en Primera -Pacheco- no tiene tantos problemas como el Atlético. El club isleño inició la temporada en una posición estratégica claramente inferior. Para empezar traspasó al Atlético a su organizador más lúcido -Ibagaza- y a su volante por derecha -Novo-. A cambio recibió tres futbolistas considerados inservibles por el Atlético: un Stankovic con 32 años, un Nagore que sólo fue importante cuando jugaba en el Numancia, un Colsa que lució galones en Valladolid y un Correa más displicente que nunca. El resultado, contra la lógica, favoreció al Mallorca que se aferra al puesto número 16 de la clasificación, dos casilleros y un punto por arriba del Atlético, ya en zona de descenso.

El Atlético fichó a Manzano en la convicción de que se trataba de una solución científica a los intricados problemas que afectan al equipo desde antes del descenso, en 2000. Aragonés, de 65 años, había perdido credibilidad para conducir el nuevo proyecto. No dio con una alineación titular y parecía descreer en los jugadores. Se le veía ausente.

Han bastado seis jornadas de Liga para que los roles se inviertan. Ahora, el que no da con la alineación ni con un esquema, es Manzano. El nuevo técnico rojiblanco también parece dudar de futbolistas a los que consideró básicos -Simeone- y los fichajes que reforzaron la plantilla no terminan de ajustarse.

Ahora el que parece ausente es Manzano. El domingo lo visitará su enemigo al mando del Mallorca, su Mallorca, con intención de desgraciarlo.