Cogida grave de Leandro Marcos

Se decía de los carriquiri cuando pastaban a orillas del Ebro que aun de cornamenta chica su casta era tal que saltaban al callejón en pos de quien les había burlado. Lo de ayer ni sombra, salvo los cuernos. Los toros de Carriquiri son una buena gente y además conformistas. Que el del parapeto con cara de caballo le pica en los riñones, qué se le va a hacer. Que uno que viene corriendo le deja un palo en el lomo, pues bueno. Que el colega del de la carrera le deja dos y la gente le aplaude, pues muy bien. Unos santos. Ni con santos se vio torear ayer. La cruz fue para Leandro Marcos. Su toreo fino, elegante, trae consigo el quedar muy despegado de los toros. Tan despegado y descubierto que el noble animal se lo llevó por delante en una cogida de pronóstico grave.

Uceda Leal brilló en su segundo. Su calidad y técnica dejaron lo mejor de la tarde. Sin exageraciones. Vio tarde el pitón bueno del toro, el izquierdo. Cuando se percató ya era tarde. Al torete se le había consumido la gasolina. Desastroso con la espada. Escuchó dos avisos en cada toro. Antonio Barrera estuvo sin acoplamiento en su primero. En el otro, valiente, entregado y algo embarullado. En el que mató por Leandro Marcos, el único que presentó problemas, valentísimo. Se justificó toda la tarde. Le fue reconocido el esfuerzo.