Mattingly: "Hoy todo es mucho más complicado en el espacio"
El astronauta participó desde la Tierra en la misión de Apolo XIII
"Ja, ja, ja, hoy se podría comprar un reloj con más capacidad computacional de la que disponíamos entonces en Cabo Cañaveral".
Los 67 años de Ken Mattingly forman una historia para recordar. Dos días antes de que despegara el Apolo XIII (11 de abril de 1970), este astronauta se quedó en tierra por razones médicas. Se quedó destrozado: "Trabajé durante años con ese único objetivo. Estábamos tan excitados con aquella misión... Éramos tan jóvenes...".
Mattingly, sin embargo, desempeñó un papel clave. Dirigió, desde tierra, la misión que permitió devolver con vida a los tres astronautas del Apolo XIII, después de que un tanque de oxígeno explotara mientras se dirigían a la Luna. Mattingly nunca se refiere a la misión como un desastre.
"El primer objetivo de la misión fue un éxito: llegar a la Luna y volver a casa; ése era el objetivo. El segundo objetivo era aterrizar y recoger material de la superfície. Eso no lo conseguieron. Evidentemente, el vuelo no siguió el guión escrito", reconoce Mattingly.
La historia de Apolo XIII fue mágica. Todo pasó en tan poco tiempo..., una semana: "El mundo no tuvo tiempo de aburrirse". La industria de Hollywood se aprovechó y estrenó película en 1995.
Las personas, indispensables
"La tecnología en el espacio ha hecho un tremendo avance. Contamos con una capacidad computacional que nunca hubiéramos soñado. La tecnología nos permite atacar muchos problemas, pero sigue siendo muy necesaria la sabiduría y el buen hacer de una persona que sepa actuar en cada momento".
Mattingly tuvo otras oportunidades. En total ha disfrutado de 509 horas en el espacio durante tres misiones. En 1985 este norteamericano de Illinois abandonó la NASA para dedicarse a la empresa.
"En muchos sentidos creo que hoy es todo más complicado. Hace 30 años el ordenador era un código digital y tenías un pequeño manual que te lo explicaba. Para hacerlo funcionar debías entender la aplicación. Eran programas muy simples, pero aun así debías comprenderlos", explica el astronauta.
"Hoy todas las aplicaciones y programas están prácticamente más allá de nuestra comprensión. Uno de los retos es entender todos esos datos que salen de los programas. Es muy difícil reconocer un fallo en el programa".
El norteamericano preside una compañía de California que fabrica sistemas de aislamiento para aviones, aunque el gusanillo sigue vivo, siempre: "Naturalmente, volvería a la Luna. Es demasiado bonito como para perderse la experiencia".
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