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Reportaje:CIEN DÍAS DEL CONSELL | La oposición

El 'impasse' del PSPV

Pla, secretario general, se vuelca, como líder de la oposición, en la preparación del próximo congreso

Cristina Vázquez

El PSPV-PSOE no acaba de arrancar como primer partido de la oposición. El tímido avance electoral del 25-M y la precaria unidad interna han puesto a prueba el liderazgo del secretario general, Joan Ignasi Pla, cuando se cumplen los 100 primeros días de legislatura.

Los esfuerzos de renovación en los tres años en que Pla ocupa la secretaría general del PSPV-PSOE parecen haberse disuelto como un azucarillo en tres meses. El resultado electoral, pobre de acuerdo a las expectativas creadas, sumió a los socialistas en el desánimo, una sensación que no ha desaparecido con el comienzo del curso parlamentario. Los socialistas no ganaron la Generalitat, ni las tres grandes alcaldías ni las diputaciones provinciales. Los 100.000 nuevos sufragios no se han traducido en una mayor presencia institucional. Por si fuera poco, la pérdida del único escaño en las Cortes con el que crecían con respecto a las elecciones anteriores, fue el golpe de gracia.

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El debú de Pla en las Cortes Valencianas como cabeza de la oposición y valedor del voto de más de 800.000 valencianos, fue sólido. El socialista le ofreció a Camps la posibilidad de negociar tres grandes pactos: la sostenibilidad, la mejora de la productividad en las empresas valencianas y el desarrollo de la I+D+i. Después de aquella intervención, Pla ha desaparecido prácticamente del Parlamento. Y lo ha hecho, según fuentes del partido, en favor de una labor orgánica que le asegure su reelección en el congreso nacional del PSPV-PSOE, previsto para después de las elecciones generales de 2004.

Pla se ha dedicado en estos 100 días en que debía actuar de portavoz parlamentario de los socialistas a ejercer de secretario general del partido. De aquella frase que corría hace un año por Blanquerías, de "ganemos las elecciones para cambiar el partido", donde Pla era referente de la renovación, se ha pasado ahora a "ganemos el congreso y luego veremos". Un cambio de paso que se produce además poco después de que él mismo reclamara a los miembros del comité nacional socialista que tuvieran más en cuenta los intereses sociales y menos los orgánicos, y después también de anunciar una oposición cohesionada y descartar la polémica interna con unas elecciones generales tan cerca.

Las intenciones eran buenas, pero el proceso de renovación iniciado por el ex secretario general Joan Romero y que Pla abanderó en el congreso de septiembre de 2000 en Alicante, donde salió elegido secretario general por un escaso margen de votos, no está entre sus prioridades. La primera evidencia no tardó en manifestarse. La composición de la lista aprobada por la dirección del partido a las diputaciones provinciales abrió al día siguiente de su presentación la primera crisis interna tras las elecciones.

La conocida como rebelión de L'Alacantí polarizó el malestar que desató la apuesta de Pla por el secretario general local, Ángel Franco, enfrentado en el último congreso local del partido a los renovadores. El rifirrafe acabó con la expulsión de seis ediles, dos de ellos alcaldesas recién electas de El Campello y Mutxamel. Los expulsados entendieron el apoyo de Pla a Franco en clave de congreso. El episodio valenciano coincidió con la crisis de la Asamblea de Madrid.

La belicosidad del PP con los socialistas no ha hecho fácil la tarea de Pla. Su respuesta a la intensa campaña de los populares en defensa del PHN fue tardía y se ahogó en un mar de promesas electorales y de gestos de su colegas de partido en Aragón y Castilla-La Mancha que comprometían la política autonomista que defiende cuando visita Madrid.

La renuncia de Pla a debates que contribuyan al enriquecimiento ideológico del partido para evitar las andanadas del PP, más que malestar, genera perplejidad en gran parte de la organización. Es el caso del proyecto de eurorregión que Pasqual Maragall ha puesto encima de la mesa a pocos meses de las elecciones catalanas. Pla, partidario de este debate, ha renunciado a este asunto después de ver cómo el PP convertía el proyecto de eurorregión en una amenaza para la valencianía y apelando al más rancio anticatalanismo. Una decisión contradictoria con su presencia en el verano de 2002 en el Delta de l'Ebre con dirigentes socialistas de la antigua Corona de Aragón en un intento de estrechar la cooperación entre territorios del arco mediterráneo, una estrategia impulsada por la Unión Europea.

El último patinazo del secretario general se produjo a raíz de la moción de censura que el PP y UV presentaron contra el alcalde socialista de Nàquera. Si bien Pla sugirió inicialmente que tras la moción se escondían intereses urbanísticos, después rectificó su posición y responsabilizó al PSPV local de no haber sido capaz de cerrar un pacto de gobernabilidad con UV. Los ediles socialistas de Nàquera pidieron su dimisión y el episodio acabó con una segunda rectificación de Pla.

Los más cercanos a Pla achacan estos deslices a inexperiencia del secretario general y a la tregua que dio al nuevo gobierno del PP en sus cien primeros días de mandato. "No se acaba de ver el arranque potente del partido, pero tampoco ha pasado tanto tiempo", observa un dirigente de Blanquerías.

Los más críticos con el secretario general atribuyen, sin embargo, los deslices a quienes poco a poco se han convertido en los estrategas más estrechos de Pla, los lermistas, seguidores del ex presidente de la Generalitat, Joan Lerma, un sector minoritario dentro de la formación. Estas fuentes opinan que en ese esfuerzo de Pla por conjugar el pasado y el futuro del partido, el pasado se impone.

El municipalismo

Los 100 primeros días de legislatura desde la investidura de Francisco Camps han pasado y los socialistas tienen ahora un calendario de trabajo que, tras los primeros traspiés, llevarán a las Cortes. El PSPV recuperará la reforma del Estatuto de Autonomía, con la que el PSOE está de acuerdo, como uno de los ejes centrales de su labor de oposición. Pla está dispuesto a lanzar, tal y como avanzó antes del verano, pactos al PP en políticas básicas, relacionadas con la sostenibilidad del territorio valenciano, la reducción del endeudamiento público valenciano y la mejora de la economía productiva. La seguridad ciudadana, la vivienda, la educación y los colectivos desfavorecidos marcarán también la agenda política del Grupo Socialista en las Cortes.

Paralelamente a esta tarea, la organización valenciana ha recibido el encargo de participar activamente en la elaboración del programa con el que el PSOE se presentará a las elecciones generales de 2004. El PSPV-PSOE trabaja estrechamente en la confección del programa de pymes, en turismo o en la I+D+i. Once grupos sectoriales han sido creados para aportar la visión valenciana al programa federal.

Si el ámbito parlamentario ofrece un margen de maniobra limitado al PSPV -la mayoría absoluta del PP es difícil de eludir- el ámbito local, con 215 ayuntamientos gobernados por los socialistas y 2.110 concejales, muchos de ellos nuevos, supone una potencia de primer orden para el partido.El grupo parlamentario está recorriendo las comarcas y trabajando en la coordinación de las políticas municipales y autonómicas.

La federación valenciana ha incorporado a su programa de trabajo la dinamización del partido en la veintena de agrupaciones comarcales, en la que la formación trabajará con los nuevos referentes municipales. "Vamos a potenciar la estrategia de proximidad que iniciamos el año pasado", apunta un dirigente del partido.

"El partido ha sufrido un impasse muy duro tras las elecciones", aclara otro de los dirigentes del PSPV, que se refiere a la crisis en la Asamblea de Madrid como el colofón a un inicio de curso parlamentario plagado de tropiezos.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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