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Reportaje:

Pasarelas de moda en el avión

Los auxiliares de vuelo de Air Europa dejarán de llevar uniforme y vestirán modelos vaqueros de Caroche

Que volar ya no es lo mismo no lo duda nadie, y desde el próximo día 1 de noviembre menos. Air Europa, una compañía pionera en introducir nuevas formas de negocio en España, dejará atrás en esa fecha la imagen de la azafata-azafato uniformado con el aburrido diseño fondo de armario y vestirá a sus tripulantes de cabinas de pasajeros (TCP) con jeans y prendas realizadas en tela vaquera, distintas además en cada temporada.

La compañía aérea, con una cuota de mercado a nivel nacional del 15% y metida de lleno en un nuevo plan estratégico, ha llegado a un acuerdo con el grupo textil Sáez Merino para la elaboración de la vestimenta de los TCP, que será de la marca Caroche, junto con Lois, una de las más conocidas del grupo valenciano. El acuerdo no sólo romperá la tradicional uniformidad de estos tripulantes, sino que los convertirá en una especie de modelos de la marca, ya que el diseño cambiará dos veces al año y, aunque las prendas se adaptarán a las necesidades del trabajo, serán similares a muchas de las que la firma de moda ponga a la venta en el mercado.

El acuerdo supone la producción de 7.500 prendas y un número igual de complementos

Según la compañía aérea, los TCP podrán elegir qué ponerse cada día entre una serie de prendas, y las mujeres, por ejemplo, podrán decidir si llevan falda o pantalón, aunque todos llevarán un elemento claro y significativo -de momento se piensa en un pañuelo, una placa y quizás algo más- que haga posible y fácil a los pasajeros su identificación como miembros de la tripulación.

La idea, según afirma la dirección de Air Europa, no es que el ciudadano de a pie pueda ir vestido como un TCP de Air Europa, pero sí que el azafato o azafata se vista parecido a mucho de lo que se ve en la calle. Un modelo que ya utilizan otras compañías como Air Jamaica, la austriaca Lauda Air, donde los TCP van en pantalón vaquero, o la norteamericana Southwest, en la que los auxiliares de vuelo van en bermudas de color beige.

El acuerdo, basado en intercambios comerciales, publicitarios y de marketing entre Sáez Merino y Air Europa, ha supuesto, de momento, la producción de cerca de 7.500 prendas, confeccionadas en su mayoría con tejido vaquero, y de otros 7.500 complementos como bolsos, monederos, cinturones o pañuelos. Las dos compañías preparan la presentación de la primera colección para el próximo 23 de octubre, posiblemente en el aeropuerto de Madrid-Barajas, y con la pretensión de que no sólo desfilen en ella modelos profesionales, sino de contar también con la participación de algunos tripulantes.

La nueva estrategia de Air Europa, que ha centrado su negocio sobre todo en zonas turísticas, se dejó ver ya en la cabina de los aviones el pasado mes de julio. Desde entonces la compañía cobra en sus vuelos nacionales y europeos, en clase turista, el servicio de menú a bordo, una idea que la compañía de bandera Iberia se dispone a poner también en marcha a partir del año que viene.

Tras los lógicos problemas de ajuste al principio -"a veces no teníamos comida suficiente y a veces nos sobraba todo", reconocen en Air Europa-, la aerolínea ya tiene una idea más clara de la acogida del nuevo servicio. Así, en los vuelos de más de hora y media paga por el servicio de comida a bordo el 80% del pasaje en clase turista y en los de menos duración lo hace el 40%, aunque también depende de la hora a la que se realice el viaje.

De entre las posibilidades de elección -todas ellas de comida rápida-, lo más solicitado por los adultos es la chapata de jamón ibérico -cuatro euros-, mientras los niños prefieren la pizza. Para que el servicio sea más diligente y haya poca moneda fraccionaria, el precio siempre está redondeado a euros, y si hay céntimos, a 50.

Según Air Europa -junto a Travelplan, Viajes Halcón y Viajes Ecuador, una de las empresas del grupo Globalia-, con las dos iniciativas pretende transmitir la idea de que se pueden hacer las cosas de manera diferente. Pero, sobre todo, forman parte de un plan de recorte de costes, un proceso en el que está inmerso la mayoría del sector, amenazado por el fuerte crecimiento en Europa de las compañías de tarifas reducidas, las primeras que dejaron atrás la imagen tradicional de la aviación comercial.

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