Un cumpleaños muy internacional, pero caro

Ex jefes de Estado como el estadounidense Bill Clinton, el ex presidente de la antigua Unión Soviética Mijaíl Gorbachov, o el surafricano Frederik de Klerk; escritores como el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, y estrellas de Hollywood como Kathleen Turner celebraron el cumpleaños del llamado visionario del Nuevo Oriente Próximo, que nació el 16 de agosto de 1923 en Polonia. El veterano dirigente laborista israelí Simón Peres aprovechó los actos celebrados ayer en conmemoración de su 80º cumpleaños para criticar las amenazas de expulsión y de asesinato proferidas recientemente por algunos ministros del actual Gobierno contra Yasir Arafat. En el transcurso de una de sus intervenciones dentro de la conferencia celebrada en su honor en la Universidad de Tel Aviv bajo el título Visión y realidad, Peres salió en defensa de aquel con el que junto al difunto ex primer ministro, Isaac Rabin, compartiera el premio Nobel de la Paz tras firmar los Acuerdos de Oslo. De la casi interminable lista de invitados distribuida a la prensa resaltan también los nombres de la ministra de Asuntos Exteriores de España, Ana Palacio, y sus colegas de Alemania, Joschka Fisher; de Grecia, George Papandreu; de Hungría, Laszlo Kovacs, así como los alcaldes de París y Roma. El cantante francés Enrico Macías, la mencionada Kathleen Turner, los productores de Hollywood Haim Saban y Arnón Milchen, o la cantante griega Glikería, son algunos de los representantes del mundo del espectáculo que participaron con su presencia. "Es estupendo estar de vuelta otra vez con vosotros. Le deseo a Simón Peres lo que más ha deseado él en su vida: la paz", había dicho Turner a su llegada al aeropuerto de Tel Aviv. Además de personalidades del mundo del arte y de la política, estaban invitados un sinfín de conocidos empresarios y dirigentes de distintas religiones. A pesar del aparente éxito de la conferencia y de los actos del acontecimiento, varios militantes del Partido Laborista reprocharon a Peres que celebrara un evento de gran coste económico, generado por la asistencia de 400 personalidades de relevancia internacional. Según los críticos, Peres debía haber destinado los recursos financieros empleados para mejor fin. Por su parte, Peres se defendió alegando que el coste ha supuesto una buena inversión para promover los valores de paz y coexistencia en la región.