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Entrevista:RAPHAEL | Cantante

"No estoy en edad de promocionarme"

Amelia Castilla

Cinco meses después de someterse a un trasplante de hígado, Raphael (Linares, Jaén, 1943) prepara su retorno a los escenarios. Raphael de vuelta, su nuevo disco, en el que interpreta canciones de Enrique Bunbury, Alberto Cortez y José Luis Perales, entre otros compositores, se edita a finales de octubre. El cantante de Digan lo que digan presentará su nuevo trabajo en el teatro de la Zarzuela los próximos 25, 26, 27 y 28 de octubre, el mismo teatro en el que debutó en 1967. "No siento nostalgia del pasado. Mi filosofía de vida ha sido siempre pensar en lo que voy a hacer mañana, y eso no ha cambiado. De vuelta es un Raphael sin concesiones, una cosa rotunda", asegura el intérprete. Bromista, comedido en gestos y muy sonriente, Raphael se define como una persona nueva. "El otro día un fotógrafo amigo me pedía que me pusiera serio para la foto y no me salía. Desde que me ha pasado todo esto, he aprendido a relativizar todo mucho y a valorar lo que hay que valorar". Cada mes tiene que someterse a una revisión, pero los médicos le han dado el alta para volver a la música. Tras las actuaciones en Madrid inicia una gira por México, Perú, Ecuador, Panamá y Estados Unidos. Y de regreso a España grabará un especial de Navidad. Como en los viejos tiempos.

"Me río cuando a los artistas se les llena la boca hablando de su público ¿Pero de qué hablan? El público es de todos"

"Hicieron de mí una copla perversa", la voz de Raphael suena potente. "Sigo igual, sigo tal cual, quizás desmejorado", prosigue el estribillo de la canción Desmejorado, compuesta para él por Enrique Bunbury, uno de sus alumnos más aventajados. La audición de algunas de las nuevas canciones, apenas cinco minutos, se realiza en la puerta de su chalé, situado en las afueras de Madrid, en el coche de una representante de la discográfica. "Reconozco que es absurdo hacer una entrevista hablando de un disco que no se ha escuchado. Yo conseguí la copia final de algunas canciones a duras penas, pero entiendo que las compañías tienen que defenderse de la piratería, aunque quizá los gobiernos deberían empezar por bajar los impuestos, la música no es un artículo de lujo", añade el cantante, que luce a los 60 años un pelo castaño claro sin una sola cana. Su imagen se completa con un pantalón blanco, camiseta roja, camisa de lino negra y botines. Raphael sigue fiel a su imagen de siempre, aunque parece más delgado.

El amor, su propia vida y las huellas del paso del tiempo parecen el eje central de las nuevas canciones del que un día fue El Niño de Linares. "Ése es el mensaje. Espero que la gente las escuche identificándose con ellas, como si fuera su propia historia". Los dos temas de Bunbury incluidos en el disco se los entregó el ex líder de Héroes del Silencio, en Barcelona, cuando trabajaba en el musical Jekyll & Hyde y desde el principio le gustaron. No es la primera vez que este artista, con más de 80 discos a sus espaldas y más de 50 millones de copias vendidas, realiza una incursión con otros músicos. En 2001 editó el disco de duetos titulado Raphael, maldito Raphael, 12 temas interpretados al lado de Alaska, Jeanette o Rocío Jurado, entre otros artistas.

Las canciones incluidas en Raphael de vuelta estaban en marcha antes de que el artista empezara, el pasado enero, su periplo hospitalario, que concluyó en abril con un trasplante de hígado. ¿Es tan fácil encontrar un donante? "No es que todo haya ido muy rápido, es que estaba muy, muy... y los médicos decidieron que había que intervenir. Una cosa de ésas no se paga con dinero. O te toca o no te toca". En los últimos cinco meses su casa ha sido un ir y venir de amigos y de llamadas telefónicas -"me siento muy querido"-.

Sentado en un sofá de lo que él denomina su cuarto de soltero, decorado con discos de platino, pósters de las películas que ha protagonizado y múltiples recuerdos de más de cuarenta años de interpretación por los escenarios de todo el mundo, el artista aclara que no siente nostalgia del pasado, ni siquiera de los años en que sus actuaciones colapsaban la Gran Vía madrileña. "Si tengo que entrar en el baúl de los recuerdos entro, pero prefiero mirar hacia adelante. Trabajo en lo que me gusta y me va bien. Soy un hombre correctamente feliz. Además, ya no estoy en edad de promocionarme. Las promociones no sirven de nada, es el público el que elige".

Raphael considera que si se ha mantenido en el candelero durante tanto tiempo, aunque su estrella ya no brille tanto, es porque ha conseguido romper las barreras generacionales. "Me río cuando a los artistas se les llena la boca hablando de su público. ¿Pero de qué público hablan? Joan Manuel Serrat es de todos, Julio Iglesias sigue siendo nuestro. A mí me gusta el rock, la música sinfónica, la clásica y creo que sí que hay un público pero que es de todos, salvo de los cien que se oponen a cualquier cosa y que les encanta llevar la contraria".

Carmen Polo fue gran admiradora suya. Ha cantado ante Breznev y la reina Sofía, pero Raphael no parece muy interesado, en este particularísimo momento de su vida, por contar batallitas. "El escenario es mi vida y el público mi prioridad", dice. "He tenido la suerte también de conocer a gente muy importante como García Márquez o Anthony Quinn. Yo soy amigo de todos. No soy ni del Real ni del Atleti", asegura lanzando balones fuera. Sin embargo, ha habido algún momento de su vida en que apoyaba al PP e incluso llegó a llamar catetos a los votantes del PSOE. "Eso fue una gilipollez y pedí perdón por ello, pero ahora la verdad es que no sé si lo dije. Tengo amigos de un lado y de otro, y con ellos no suelo hablar de política, hablamos de arte y de cosas divertidas. José Bono es amigo y Eduardo Zaplana también, a éste le conozco desde antes de que fuera alcalde de Benidorm; otros son mecánicos o doctores, ahora vivo entre los médicos y muchos han acabado haciéndose amigos".

Todavía recuerda cuando tenía 14 años y, acompañado por Paco Gordillo, su mánager, se presentó en Philips para que le hicieran una prueba de voz. El adolescente que quería triunfar en el mundo de la música se quedó mirando el rótulo luminoso. "¿Por qué Philips se escribría con ph y se pronunciaba f? Allí mismo decidí que mi nombre artístico sería Raphael. Era la única manera de que mi nombre se pronunciara igual en todas partes del mundo".

Raphael, en su casa de Madrid.
Raphael, en su casa de Madrid.SANTI BURGOS

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