Rajoy elige un perfil bajo
Las primeras semanas tras su designación como candidato del Partido Popular a presidente del Gobierno han sido bastante abrumadoras para Mariano Rajoy. "Está envarado", "se le ve más solemne", "por primera vez está leyendo sus discursos, en lugar de improvisar", "no está aprovechando sus mejores virtudes", son algunas de las frases recogidas entre diputados y dirigentes populares.
Nadie parece, sin embargo, preocupado en el PP, porque aseguran que es lógico que Rajoy se sienta abrumado en esta primera etapa, sometido como está al escrutinio no sólo de los medios de comunicación, sino también de sus propios colegas y compañeros. "Rajoy siempre ha estado en un segundo plano y se siente todavía incómodo como número uno", explica un dirigente nacional del PP.
Rajoy es consciente de que no se ha ganado el puesto, sino que ha sido designado y necesita muchos apoyos en el PP para consolidar el liderazgo
Experiencia
Si ganara las elecciones de 2004, Mariano Rajoy sería, sin embargo, el primer político de la democracia que llegara a la presidencia del Gobierno con una intensa experiencia gubernamental. Adolfo Súarez procedía de un régimen no democrático, y Felipe González y José María Aznar no habían ocupado ningún ministerio cuando llegaron a La Moncloa. Rajoy, por el contrario, "sabe perfectamente lo que le espera si gana las elecciones, y probablemente por eso está abrumado", asegura un diputado próximo al político gallego.
Por el momento, el ex vicepresidente parece haber elegido una estrategia de poca tensión: mantener el perfil más bajo que pueda hasta las próximas navidades. Hasta entonces, el protagonismo público seguirá recayendo en José María Aznar, incluidas las campañas electorales de la Comunidad de Madrid y de Cataluña.
Esto no quiere decir que Rajoy vaya a estar completamente ausente de la vida política (sobre todo si los resultados de las elecciones son razonablemente buenos). De hecho, participará en algunos mítines de Esperanza Aguirre y de Josep Piqué. "Se trata de aprovechar que ha abandonado el Gobierno y que ya no actúa de segundo espada de Aznar en el Parlamento para acortar cualquier posible periodo de bicefalia", mantiene un dirigente del PP. "Y en estas campañas, quiera o no, siempre estará por detrás de Aznar".
Lo que parece seguro es que Rajoy está aprovechando esta discreta etapa para realizar una intensa labor interna, cara a su propio partido y a los distintos grupos de poder que existen en el mismo. Algunos de estos grupos muy discretamente y otros sin tanta discreción han comenzado ya su acercamiento al teórico nuevo líder del PP. El candidato está prometiendo continuidad y dando garantías a muchos parlamentarios y políticos de su organización. Personas próximas a Rajoy creen que si gana las elecciones formará un Gobierno con cambios respecto a los Gabinetes de Aznar, pero probablemente con menos cambios de los que a él le hubiera gustado, debido precisamente a todos estos compromisos.
Según este análisis, Mariano Rajoy es consciente de que no "se ha ganado el puesto", sino que ha sido designado para él, y sabe que necesita muchos apoyos y ayudas. Su principal poder deriva del hecho de que ha sido designado porque era el miembro de la terna que, según las encuestas, tenía más posibilidades de ganar las elecciones de 2004, muy por delante de Rodrigo Rato y de Jaime Mayor Oreja. Ése es un argumento muy sólido que le da fuerza dentro del PP, pero que no oculta la otra realidad.
Equipo propio
El ex vicepresidente está también dedicando estas semanas a reunir información sobre los temas que no domina especialmente, como la economía y las relaciones exteriores.
Rajoy ha incorporado a sus equipos electorales a expertos que proceden del equipo de Rodrigo Rato, pero en su partido muy pocos creen que pueda contar en el futuro con su principal oponente durante la carrera electoral. Rato le dará su apoyo, afirman, pero no su persona, así que Rajoy necesita incorporar a su equipo a un posible ministro de Economía no sólo para transmitir seguridad en medios económicos y financieros, sino también para sentirse él mismo más seguro. No es extraño, pues, que en el PP y en su entorno hayan aparecido ya posibles candidatos al puesto que comienzan a mover sus influencias.
El candidato popular ha asegurado, por su parte, a algunos de sus allegados que lo que más le preocupa es el exceso de confianza no sólo del partido, sino también del Gobierno. Faltan todavía demasiados meses como para que una relajación o una conjunción de errores no pueda cambiar los buenos resultados que le ofrecen ahora los sondeos.
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