Otro fenómeno de 16 años
Una espectacular maniobra en la última curva da al mallorquín Jorge Lorenzo su primera victoria en los 125cc
El pelo tintado de una extraña mezcla de amarillo y verde, gorra, gafas de sol y amplia sonrisa. El campeonísimo Valentino Rossi miraba la salida de la carrera de 125cc apoyado en una valla del circuito Nelson Piquet de Río de Janeiro. Escrutaba a los futuros rivales, la horda de jóvenes pilotos españoles. Pedrosa, Barberà, Nieto... todos ya vencedores de alguna carrera, el gran filón de la cantera española. En julio fue Héctor Barberá quien subió a lo alto del cajón en Donington, Inglaterra, con sólo 16 años en la mochila, y en las dos últimas carreras el himno español ha sonado en honor al primer triunfo de Pablo Nieto, en Estoril, y por Dani Pedrosa en Brno. Faltaba alguien, otro niño prodigio, otro imberbe sin carné impaciente por hacerse mayor. Ayer fue el día de gloria de Jorge Lorenzo (Derbi), quien en el sinuoso trazado brasileño se la jugó en cada maniobra para dejar a todos boquiabiertos. ¡Vaya última curva, vaya adelantamiento! Otra figura ha nacido para el motociclismo español, rebosante ya de estrellas.
La carrera iluminó en todo momento a los españoles, revoltosos protagonistas de la cilindrada menor. Barberà salió como un cohete, sólo a rebufo del húngaro Talmacsi, quien pegó el estirón hasta que pudo y la moto le aguantó. Pedrosa, duodécimo en el primer paso por meta, se hizo luego con el mando. Dejó tirado a todo el mundo y antes de la quinta vuelta ya era primero, neumáticos recalentados de tanto correr. Pizarra en blanco, le enseñaron desde los boxes. Es decir, libertad de maniobra, marca tú la estrategia de carrera, que de momento la situación está controlada. Con Perugini rezagado -más diferencia de puntos en el Mundial-, Pedrosa se tranquilizó, levantó el pie y los pilotos se agruparon. Todos bien juntitos, como en procesión. A Barberà, nervioso en mitad de la expedición, la moto se le marchó y pasó a la última posición. Ya no salió de allí el valenciano, alejado de los primeros puestos.
Pedrosa parecía controlar la carrera. Daba la impresión de que ganaría cuando quisiera. No se inmutó cuando el sanmarinés De Angelis le adelantó. Se mantuvo en segundo plano, incluso contento de no llevar la inciativa y guardar energías. Tampoco dio importancia al pequeño Lorenzo. Pasa, pasa, que ya te cogeré luego, debió de pensar. Lorenzo encantado, claro. El mallorquín se vio ante los focos y los ojos se le abrieron como platos. ¡Voy el primero, voy el primero! Había adelantado a De Angelis, y sí, por primera vez en su vida lideraba un gran premio de motociclismo. Por detrás otro atrevido, el australiano Stoner; Pedrosa, que seguía vigilando de reojo a Perugini, Nieto, Barberà. Cuatro españoles entre los ocho primeros.
Tres vueltas para el final, llega la hora de la verdad, todos a sus puestos. Pedrosa se deja de conservadurismos y se lanza a por el triunfo, o al menos el podio, que Perugini no está tan lejos como parecía. Stoner, De Angelis, Lorenzo, los tres buscan su primera victoria. Malos compañeros para Pedrosa, que por momentos mantiene con Lorenzo un bonito mano a mano por el tercer puesto. Primero uno, luego el otro... Los adelantamientos se suceden hasta la última curva. Entonces, Lorenzo, un punto intrépido, se juega la carrera a todo o nada. En una espectacular maniobra deja sentado a Pedrosa, al que la moto comienza a darle algún problemilla, y supera de golpe a De Angelis primero y Stoner después en un adelantamiento poco convencional, pero fascinante. La línea de meta está a pocos metros, Lorenzo abre los brazos. Es, tras Marco Melandri, el segundo piloto más joven que gana un gran premio de motociclismo.
Cuarto fue Pedrosa, quinto Nieto, y noveno Barberà. Con 100 puntos todavía en juego, el catalán aventaja en 42 al segundo, Perugini, en la clasificación de un Mundial que está más cerca. "Pensaba que la moto me iría peor, pero he corrido con todo. Al final iba a tope", contó después Pedrosa, "y pensaba que podía ganar, pero la moto iba pesada, gorda. Cuando he cruzado la meta se ha parado". No contaba con eso Pedrosa. Ni con el fabuloso Lorenzo.
Cómo fabricar a un campeón del mundo, por Chicho Lorenzo
Teoría y práctica de cómo ser el mejor piloto. Aprenda a controlar una máquina de alta tecnología a 200 kilómetros por hora. La teoría la pone Chicho Lorenzo, gallego, corredor de motocross y velocidad durante su juventud, autor del libro Iniciación al motociclismo deportivo. La preparación de un futuro campeón. Siete capítulos sobre toda clase de ejercicios y consejos para ser el más rápido sobre dos ruedas: la prueba del ocho -dar vueltas en forma de ocho sobre dos puntos-, la mejor manera de tomar la salida, la habilidad que da la práctica del trial, la preparación física... todo.
La práctica es cosa de su hijo Jorge (Palma de Mallorca, 4 de mayo de 1987), que ayer en Brasil aplicó las enseñanzas de su padre. Resultado, primera victoria en un campeonato del mundo.
La trayectoria deportiva de Jorge Lorenzo es una lucha contra el tiempo, las normas y las lesiones. Con sólo dos años se le cayó encima una Yamaha 600 de 150 kilos apoyada en una pared, un episodio que lejos de asustarle a tan corta edad le acercó más a las dos ruedas. Con tres años corrió en el pueblo de San Juan su primera carrera con una moto casera hecha por su padre. La edad mínima para correr era de seis años, pero, como tantas otras veces, recibió un permiso especial o se hizo alguna trampilla para que pudiera participar. A los ocho estrenó una Honda CR80 y se rompió un brazo por picarse con un rival con una moto mucho mejor. A los 11 ganó la Copa Aprilia: no llegaba con los pies al suelo y le tenían que sujetar en la salida para no caerse. Fue campeón en 1998 y 1999. A los 14 fichó por Derbi. Durante un entrenamiento privado en Montmeló se rompió una clavícula y una muñeca en una caída a 150 kilómetros por hora.
Su futuro, claro, estaba en los grandes premios de motociclismo, en los que no se puede participar con menos de 15 años. Lorenzo debutó con 15 años y un día, en Jerez, convirtiéndose así en el más joven debutante de la historia. El último día de entrenamientos cumplió la edad reglamentaria... y a correr. 26 carreras después, tras dos sextos puestos en Cataluña y Estoril, y un tercer puesto conseguido en los entrenamientos del circuito portugués, Lorenzo fue ayer el primero. Luego rompió con el protocolo, se olvidó otra vez de las normas, porque era su primera victoria, y estuvo más tiempo de lo normal paseando la bandera española por el circuito mientras el equipo y su padre le esperaban.
"No me he conformado con ser primero durante unas cuantas vueltas. Quería ganar y en la última curva adelanté a tres por fuera. Éste es sólo uno de mis sueños, mi gran objetivo es ser campeón del mundo", dijo Lorenzo sin tapujos tras quitarse el casco, empapado en sudor. Todavía resoplaba de nervios en el podio, cuando escuchaba el himno español. "He sufrido muchísimo, demasiado, no me lo creo. Esto demuestra que Jorge ha creído siempre muchísimo en sí mismo", decía su padre, Chicho, el teórico, quien ha corregido cada detalle en la manera de correr de su hijo, como aquellos golpecitos de gas en las curvas que le hacían calcular mal las distancias y perder algo de tiempo. Aprendida bien la teoría, Giorgio, como llaman a Jorge, bordó ayer la práctica.
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