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CUMBRE DE CANCÚN

"¿Quién escribió el texto del borrador de la OMC?"

Las principales organizaciones no gubernamentales acreditadas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) calificaron ayer de "enajenante y grosero" el borrador de la cumbre de Cancún, porque "refleja las posiciones de los ricos". "Es un misterio el cómo se produjo el texto, quién lo escribió y si las delegaciones pueden ejercer su derecho elemental de revisar el borrador", protestaron.

Paralelamente, el grueso de las organizaciones campesinas y estudiantiles desplazadas al enclave turístico regresó a sus lugares de procedencia. "Llevamos aquí una semana y para esto", se lamentaba un agricultor, integrante de un grupo radical, después de derribar, con cuerdas, la primera de las cinco vallas metálicas instaladas por la policía mexicana para impedir el paso a la zona hotelera donde se desarrollan las reuniones. Un grupo lanzó a los agentes excrementos y orines. Los globalifóbicos fueron menos de los previstos, sus marchas apenas superaron los 5.000 participantes, no pudieron forzar su acceso hasta la sede de la OMC y las conclusiones de la cumbre no les complacieron.

El grueso de las principales organizaciones no gubernamentales, cerca de mil acreditadas, sustituyó su activismo en las calles por el cabildeo en los pasillos del Centro de Convenciones con los periodistas y los funcionarios internacionales. Su presencia en anteriores cumbres había sido más restringida, pero la presión pública obligó a los organizadores de la OMC a abrir la mano y aceptarlos en el mismo edificio donde trabajan los 148 ministros de Comercio y más de mil corresponsales. "En Doha, nosotros éramos ocho y ahora 30. También había un tercio de los periodistas presentes aquí", recordaba un miembro de Oxfam.

Gritos en la sala de prensa

Pese a las nuevas medidas establecidas por las autoridades mexicanas, la acreditación permitió que, nuevamente ayer, miembros de una ONG irrumpieran a gritos cerca de la sala de prensa. En esta ocasión denunciaron el borrador de conclusiones. Simulando ser Pascal Lamy, comisario europeo, y Robert B. Zoellick, ministro norteamericano de Comercio, dos de ellos intimaron a la rendición de los países pobres. "El borrador fue escrito en nuestros términos y para nuestros beneficios. Tienen ustedes menos de 24 horas para decidirse", ironizaron, en inglés y español.

Poco antes, jóvenes que ocultaban el rostro con pañuelos y camisetas arrojaron cinco bidones llenos de excrementos y orines sobre los policías que vigilan los accesos a la franja de hoteles. Durante las protestas de esta semana, en la que un campesino surcoreano se suicidó clavándose una navaja en el pecho, los antidisturbios recibieron órdenes de aguantar, hasta el límite, el chaparrón de piedras, palos y botellas. Los choques, sin embargo, no fueron especialmente cruentos.

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