Juanín de Mieres, intérprete de tonada asturiana

Juan Menéndez Muñiz, Juanín de Mieres, uno de los más relevantes intérpretes que ha dado la tonada asturiana -una de las variantes de la canción popular de la región-, falleció a los 97 años.

Retirado de los escenarios desde los años setenta, su voz de barítono, inmortalizada en nueve discos, que suman 80 canciones; en una grabación recopilatoria de larga duración editada en 1991 y en varias películas, sigue constituyendo un modelo para las generaciones posteriores, que lo han reconocido siempre como un clásico del género y una leyenda.

Hijo de un obrero forjador, Juan Menéndez, nacido en Oñón (Mieres) el 14 de octubre de 1905, comenzó a trabajar a los 13 años, primero como maquinista de locomotora de ventilación en una mina de carbón y luego en un almacén de efectos, del que acabó siendo responsable. Su única escuela musical fueron los chigres y tascas de Mieres. "Nunca nadie me dijo cómo tenía que cantar", explicó en 1987.

La primera ovación la cosechó a los 15 años cuando por vez primera cantó en público durante los carnavales de su villa natal y su primer contrato consistió en recorrer las calles mierenses interpretando canciones publicitarias de anís Zoraida y coñac Trajano. En 1921, a los 16 años, ingresó en la Capilla Sacra de Mieres y en 1924 pasó a formar parte del Orfeón de Mieres, con el que actuó en casi todas las provincias españolas.

Su consagración arranca en 1926 cuando, haciendo el servicio militar en Oviedo, se subió al escenario del teatro Campoamor para cantar con Los Cuatro Ases, una de las más afamadas agrupaciones de tonada asturiana, pero su popularidad se generalizó en la posguerra, a partir de 1948, que fue cuando empezó a acumular premios y trofeos en los principales certámenes de tonada que se celebraban en Asturias. Su voz, de hermosísimo timbre, no ha sido superada, según los expertos. Nunca logró vivir de la música, pero mantuvo un elevado sentido de la profesionalidad. No se le recuerda una sola actuación en la que compareciera sin traje oscuro y pajarita. "Al público", decía, "hay que respetarlo".-