'Sticks' latinos con toque holandés
Las selecciones masculina y femenina sueñan con ganar en Montjuïc un doble oro histórico
Montjuïc vivirá hoy una jornada histórica para el hockey sobre hierba. España disputará en el parque del Migdia dos finales ante los vigentes campeones de Europa. La selección femenina se enfrenta (13.00 horas) a Holanda, y la masculina (19.00), a Alemania. A los hombres se les presenta la oportunidad de reeditar la final de 1974, cuando España conquistó su único cetro europeo. Y, a las mujeres, oro olímpico en 1992, se les ofrece la revancha de la final europea de 1995, cuando cayeron ante Holanda. Las dos selecciones gozaron ayer de día de libre.
El éxito ha desbordado a la propia Federación, que ha programado el preolímpico de Atenas para marzo en Madrid. La victoria implica el pasaporte directo para los Juegos y casi replantearse el torneo. La plata, en cualquier caso, ya es de por sí un éxito clamoroso, fraguado en parte desde que la federación fichó a seleccionadores holandeses. A la creatividad, técnica e inspiración latina, se han inyectado los métodos de la escuela de estos seleccionadores que lo han ganado todo: trabajo físico, estrategia y, sobre todo, el perfeccionamiento en los claves penaltis-córneres. En hombres, el artífice de esta mezcla explosiva se llama Maurits Hendriks, seleccionador español desde 2002. Su currículum con su país asusta: dos oros olímpicos (Atlanta y Sydney) y el Mundial de 1998. Con las chicas trabaja Jack Holtman, que relevó también a otro compatriota, Marc Lammers, precisamente ahora con Holanda, a la que ha llevado a la final.
El camino de la selección masculina es un calco de aquel equipo de ensueño de los setenta, subcampeón en el Mundial de 1971. Pol Amat, jugador del Polo, afirma que para él ésta es una final mágica. Su padre, Paco, fue miembro de aquella selección y ahora ellos han tomado el relevo: "Ya fuimos subcampeones del mundo, en 1998, como ellos. Sólo nos falta el oro europeo". No es el único: Kiko Fábregas ansía también reeditar el éxito de su padre, Francisco. "Tengo el orgullo hacer lo mismo que él".
La final femenina es una fotocopia de la gesta de las chicas de oro de 1992. "Estamos reviviendo recuerdos inolvidables", señalan Silvia Manrique y Maider Tellería, de 30 años, únicas supervivientes de Barcelona.
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