La Sinfónica de Berlín cierra el ciclo de grandes orquestas de la Quincena

La Sinfónica de Berlín cierra esta tarde el ciclo que la Quincena Musical donostiarra ha dedicado este año a las grandes orquestas con un programa de "una pureza artística absoluta", en palabras de su director titular: el maestro israelí Eliahu Inbal. Con él a la batuta, la formación interpretará hoy el Concierto para violín y orquesta en mi menor de Mendelssohn -"parece que está escrito por los ángeles- y la Sinfonía Titán, de Mahler, una obra "revolucionaria", en palabras de Inbal.

El auditorio del Kursaal volverá a llenarse hoy (20.00) para comprobar la "pureza artística" de la Sinfónica de Berlín en la interpretación de dos obras "extraordinarias", dijo Inbal ayer en San Sebastián.

El director, titular de la renombrada orquesta alemana desde el año pasado, destacó la sinfonía de Mahler porque, junto a las de Mozart o las de Beethoven, supone "un punto de inflexión, un antes y un después de la música sinfónica". Representan, en su opinión, "una revolución, un cambio en los estilos sinfónicos" y una "influencia para las generaciones posteriores de músicos del siglo XX".

El prestigioso director, quien ha grabado la integral de las sinfonías de Mahler, también elogió la excelencia del concierto para violín de Mendelssohn, porque "parece que está escrito por los ángeles". Como solista actuará en esta ocasión el violinista muniqués Ingolf Turban, quien con 21 años fue elegido por el maestro Sergiu Celibidache como concertino de la Filarmónica de Múnich. De él, Inbal dijo que es "un virtuoso, incluso tocando a Paganini", uno de los compositores cuyas obras exigen mayor preparación y calidad a los violinistas.

Música moderna

El director israelí distinguió a Mahler como "uno de los grandes compositores de la historia, junto a Mozart, Beethoven y Bruckner". "La música de Mahler sigue siendo moderna, una expresión del mundo actual, de los deseos y preocupaciones como el materialismo atroz o el terrorismo", apostilló.

La Sinfónica de Berlín, una de las principales agrupaciones orquestales del mundo, cuyo máximo esplendor se conoció mientras fue dirigida por el alemán Kurt Sanderling entre 1960 y 1977, ofrece más de un centenar de conciertos al año y cuenta con 17.000 abonados. Inbal, su director titular desde 2002, año del cincuentenario de su creación, la calificó ayer como "una de las mejores", que se ajusta a la "tradición orquestal alemana", aunque precisó que "es muy flexible".

La Sinfónica de Berlín ofreció ayer su primer concierto en la Quincena con un programa diferente: el Carnaval, de Dvorak, Los pájaros exóticos, de Messiaen, y La consagración de la Primavera, de Stravinsky.