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Un incendio avivado por el viento obliga a desalojar a 10.000 personas en Girona

Las llamas cercaron 17 urbanizaciones y tres cámpings de Platja d'Aro y Calonge

Un virulento incendio forestal avivado por el fuerte viento que ayer soplaba en la Costa Brava cercó 17 urbanizaciones y tres cámpings situados entres Platja d'Aro y Calonge (Girona). Ello obligó a desalojar a unas 6.000 personas de sus casas y a más de 3.000 de los cámpings. La necesidad de dejar expeditas las vías para los equipos de extinción obligó a cortar el tráfico en las principales carreteras, lo que provocó importantes atascos en un día de mucho tráfico por coincidir con el regreso de vacaciones. El fuego alcanzó cinco casas, pero no se produjeron daños personales.

La situación que se vivió ayer en el corazón de la Costa Brava era calcada a la que tan sólo hace dos semanas sufrieron los vecinos de Maçanet de la Selva, a apenas 30 kilómetros de distancia. Los mismos temores, la misma incertidumbre y las mismas preguntas entre los desalojados: "¿Ha llegado el fuego a las casas? ¿Cuándo podremos volver?" El incendio se originó pocos minutos después de la una del mediodía detrás de la masía Cal Rei.

"Se vio claramente cómo la lengua de fuego empezaba muy cerca de donde se realizan unas obras de rehabilitación de la masía", explicó uno de los bomberos que participó en la extinción. Algunos vecinos vieron que una persona salía corriendo de ese mismo lugar, lo que hizo sospechar que el fuego hubiera sido provocado. El conseller en cap del Gobierno catalán, Artur Mas, declaró que era pronto para saber si había sido intencionado. Los bomberos y los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación.

Viento de Poniente

Las llamas avanzaron con mucha rapidez desde Cal Rei hacia el norte azuzadas por el fuerte viento de Poniente que soplaba en la zona. El viento no sólo se alió con el fuego, sino que además impidió que los hidroaviones pudieran cargar agua en el mar. La mayor parte de los vecinos fueron desalojados como medida preventiva. El fuego calcinó básicamente masa forestal y no quemó ninguna vivienda en su totalidad, aunque cinco casas resultaron afectadas parcialmente. La residencia que sufrió más daños está ubicada en el Mas Nou y en ella se quemó todo el interior. En total, las llamas calcinaron 340 hectáreas de bosque y matojos, el 95% pertenecientes al municipio de Castell-Platja d'Aro y sólo el 5% a Calonge.

Una de las máximas preocupaciones de los bomberos fue precisamente evitar que el fuego avanzara hacia Calonge, donde la situación hubiera podido ser mucho más dramática porque allí hay una gran concentración de urbanizaciones. El gran despliegue de efectivos terrestres y aéreos permitió que el incendio quedara controlado hacia las seis de la tarde. "En estos momentos no hay llamas en ninguna parte, aunque tenemos que estar muy alerta porque sigue habiendo brasas", explicó Mas a las 20.30.

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A partir de ese momento, muchos de los vecinos que habían sido desalojados pudieron ir volviendo poco a poco a sus casas. Primero fueron autorizados los desalojados de los tres campings. A pesar de que a medianoche estaba previsto que todos hubieran podido regresar a casa, se habilitaron dos pabellones -el de Calonge y el de Platja d'Aro- por si algún afectado no podía pernoctar en su vivienda.

Mientras los bomberos luchaban contar el fuego, los vecinos mantenían una tensa espera en el polideportivo de Platja d'Aro: "No podemos hacer nada, sólo esperar", decía Miquel Casas, un padre de familia que junto con su mujer, Vanesa García, y sus dos hijos, se encontró con el incendio cuando intentaba regresar a su casa de la urbanización de Mas Nou después de una mañana de playa.

Antonio y María Carmen Sala, dos hermanos de avanzada edad, fueron de los que vieron más cerca del fuego. Ellos y su perro tuvieron que salir corriendo de su casa de Treumar de Dalt al ver humo por todas partes. "No se podía ni respirar, nos hemos quedado sin electricidad y hemos tenido el tiempo justo de agarrar a Cuqui [su perro] y salir corriendo".

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