El laicismo del PSOE
"El laicismo y la aconfesionalidad son las señas de identidad de la izquierda que represento" (Alfredo Sánchez Monteseirín). Obviamente, el alcalde de Sevilla se refería al partido de su militancia política, porque izquierda, como madre, sólo hay una. Pues bien, ese partido debe preocuparse de que todos sus militantes cumplan esa regla de comportamiento, para que no ocurra lo mismo que en Castilleja de la Cuesta.
En Castilleja de la Cuesta, desde 1983, los gobiernos locales que se han sucedido en el Ayuntamiento han estado integrados por militantes del PSOE, habiéndose distinguido todos ellos por desafiar abiertamente no sólo las reglas de su partido, sino también lo prescrito por el artículo 16.3 de la Constitución (ninguna confesión tendrá carácter estatal). Ese desafío se hace patente con la alta cooperación que desde el Ayuntamiento se mantiene con la iglesia católica, que representa una burla a la Constitución por estar escorándose cada día más hacia el municipio confesional y una violación a las creencias de los vecinos que defienden la sociedad laica que consagra nuestra Carta Magna.
La cooperación que mantiene el gobierno local del PSOE con la iglesia católica es como una reedición, en clave municipal, del nacional-catolicismo que tuvimos que soportar los españoles durante los años del franquismo y, además, es gravosa para la tesorería municipal por la ingente cantidad de dinero que destina el Ayuntamiento para financiar las actividades religiosas que realizan las organizaciones de la iglesia católica, como las que organiza el propio gobierno local.
El municipal-catolicismo que practican los "camaradas" del señor Monteseirín les lleva incluso a rivalizar con las organizaciones y autoridades de la iglesia católica en la organización de actos religiosos. Ejemplo: los triduos que anualmente organizan en honor de la Virgen de Guía o en la cobertura que ofrecen a un grupo de vecinos para que procesionen una cruz de mayo con salida y recogida en dependencias municipales. Todo ello financiado con fondos públicos, como si ello se tratara de una obligación o competencia del Ayuntamiento, que, por supuesto, no lo es.
Con ser todo lo expuesto suficientemente ilustrativo del respeto que los cargos públicos del PSOE de Castilleja de la Cuesta tienen a sus propias normas y a la Constitución, no quedaría completa esta denuncia sin que se conociera que las únicas medallas de oro del municipio que ha concedido la corporación municipal (siempre a propuesta de la alcaldesa), lo ha sido a las hermandades de la localidad y a la del Rocío de Triana. Tan alta distinción, su concesión, está reglamentada para "premiar merecimientos excepcionales en todos los órdenes o servicios destacados prestados en beneficio del municipio". Para los gobiernos locales del PSOE, ninguna persona, entidad o institución de la sociedad civil se ha hecho merecedora de ese significativo galardón, no obstante haberlas en cantidades industriales.
En mi modesta opinión, la desobediencia en la que están incurriendo los conmilitones del señor Monteseirín, no es gratuita; es interesada y, además, tiene su explicación. En las últimas elecciones locales, los partidos políticos de corte confesional (PP y PA) perdieron cuatro concejales, que son los mismos que ganó el PSOE. O sea, la cosa está meridianamente clara: introducir la cuestión religiosa en la contienda política para obtener un puñado de votos.
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