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Reportaje:PERSONAJES

Tras la estela cegadora de Jones

Kelli White intentará en los Campeonatos del Mundo de atletismo olvidar sus penas y la puñalada en la cara que le dio una rival

Javier Casqueiro

La estadounidense Kelli White, de 26 años, no es la nueva Marion Jones. Primero, porque la inalcanzable reina de la velocidad no se ha retirado, sino que ha tenido un bebé y se está tomando un año sabático. Segundo, porque White, que, en su ausencia, ganó los 100 y los 200 metros en los Campeonatos de atletismo de su país, no necesita ni quiere ser una réplica de nadie. Tiene su personalidad y sus rasgos bien marcados. Sobre todo, desde que en 1994, tras una competición escolar, una rival airada le rajase la cara con un cuchillo. Ahora, en los Mundiales que comienzan el sábado en París, intentará seguir la estela de su compatriota Jones.

El triunfo de White es otro caso más de los resultados que puede dar una batalla sin fin contra las adversidades. Es un modelo de superación y esfuerzo. Llevaba mucho tiempo en un segundo plano. Con buenas marcas y algunos éxitos, pero también con sonados fracasos y penosas lesiones. Y, además, conviviendo con Jones.

Y es que la sombra que ha creado Jones a sus 28 años es cegadora. Así ha sido para Inger Miller, de 31, la chica mala, que ahora también exige su ocasión de mostrar que el territorio no es de dominio único. Para Chryste Gaines, de 32. Y para otras más jóvenes, como White, hija de padres atletas.

Pero Jones, la ganadora de cinco medallas, tres de oro, en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, no ha dicho su última palabra. Mira el panorama desde la mansión que comparte en Carolina del Norte con su compañero Tim Montgomery, el plusmarquista mundial de los 100 metros (9,78s). Y ya piensa en su regreso.

Por eso White no se puede concederse ninguna distracción, ningún respiro. No le gusta mirar atrás. Tiene que aprovechar sus oportunidades y lo está haciendo. Cuando se le pregunta por su peor momento, no no se remonta precisamente a su apuñalamiento. Aquel incidente, que dice que le sirvió para madurar, ocurrió a sus 17 años en Sacramento. Corrió entonces los 200 metros más rápidos de la historia escolar (23,80s). Una semana después, esperaba con dos compañeras un tren en la bahía de Oakland, cerca de su casa californiana. Dos chicas adversarias las atacaron con un spray y un cuchillo. White fue herida debajo de un ojo. Necesitó 300 puntos de sutura. Pero, al menos, sus piernas, resalta, no fueron dañadas. Tampoco se lamenta de las lesiones que le han martirizado.

No; su imagen del pozo es otra y reciente. Sucedió en febrero. En los campeonatos nacionales en pista cubierta partía como clara favorita. Jones, embaraza, estaba enzarzada, como su pareja, Montgomery, en la defensa de su extraña actitud al acudir a entrenarse a Canadá con el polémico Charlie Francis, el antiguo mentor del farsante Ben Johnson -fue cuando despidieron a Trevor Graham, algo que ellos niegan.

White pretendía empezar a resarcirse. No conocía bien a sus contrincantes y menos que a nadie a una tal Alyson Félix, de 17 años, un fenómeno escolar, como ella misma lo fue, y del que empezó a saber cuando la pasó para derrotarla (22,51s). Fue duro. Se sentó entonces ante su ordenador portátil y se escribió una carta de confesión y consuelo. No quería entrenarse. Vino luego una reunión en México y el récord júnior de Felix, 22,11s, la relegó a algo peor que el tercer puesto. Al miedo.

Cuando llegaron los Campeonatos de Estados Unidos al aire libre, la primavera pasada, White no podía limitarse a ganar los 100 metros. Marcó el mejor tiempo del año (9.93s). Dos días después se enfrentó a Felix en los 200. Se resarció con una buena marca (22,21s). Felix fue la tercera. White reventó a llorar sobre la pista. "Lágrimas de alegría", explicó, "tras el dolor y el trabajo duro del último año". Hincó las rodillas y estiró sus musculosos brazos. Se tapó la cara. Después espetó a los periodistas, como ha hecho este verano en su periplo de competiciones europeas previas a los Mundiales, que ya era hora de que empezaran a conocer algún otro nombre en el firmamento de la velocidad además del de Jones.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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