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Entrevista:MARTÍN BERASATEGUI | COCINERO | TROTAMUNDOS | FUERA DE RUTA

Pasear sin semáforos

Imposible sacarle el relato de otro viaje que no sea a San Sebastián. Allí nació y creció uno de los primeros espadas de la cocina española. Su restaurante de Lasarte es templo de paladares, pero él se muere por los pinchos del casco viejo donostiarra.

¿Barriendo para casa?

Me sale sin querer, de verdad. San Sebastián es mi ciudad, pero hay que reconocer que tiene magia. Una temperatura impresionante, playa, monte. Y al que le guste pasear, como es mi caso, kilómetros sin un semáforo. Por no hablar de la riqueza gastronómica.

¿Su paseo preferido?

Arranca de El peine de los vientos y llega hasta la punta de Sagüés, pasando por el muelle donostiarra, un lugar espléndido con la filosofía y la gracia de los puertos del Cantábrico.

Digamos que le visita un amigo. ¿Se arranca con un plan? A las siete de la mañana, arriba, para empezar a pasear media hora más tarde. Iríamos por la playa de Ondarreta, de ahí a la de la Concha, una paradita en el Ayuntamiento y por el paseo nuevo al puente del Kursaal. Una vuelta por este moderno palacio de congresos y luego hacia el centro.

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Parece mentira, ni una parada gastronómica.

No, porque el siguiente objetivo es el mercado de abastos, con sus verduras y frutas de cultivo ecológico, y sus carnes, pescados, setas. Un reto para el oído, la vista, el olfato y el gusto.

Ya, pero está feo ponerse a picar en pleno mercado.

Es que de ahí tomaríamos un barquito para ir a la isla de San Sebastián y tomar un aperitivo. Se me ocurren unas anchoas y algún plato a base de chipirones, que pescan allí mismo. Como es temporada de bonito, yo mismo prepararía un marmitako o una ventresca asada con guindillas y unos huevos de pollita templados sobre lecho de brezo y patata.

Con semejante aperitivo, no comerán después, digo.

Hombre, piense que todo son platos pequeñitos. Después podemos ir a una confitería excepcional, Barrenechea, a tomar un postre y el café.

Cinco de la tarde. ¿Qué pone en su agenda?

Pone partido de pelota mano en Anoeta. Después, una ronda escultórica con obras de Oteiza, Barrenechea y Chillida. Pinchos en el casco viejo y, por la noche, copas en el bulevar.

Creí que los cocineros no trasnochaban.

Yo trasnocho y madrugo. Cuando me toque ir a villaquieta, ya descansaré.

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