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Crítica:MÁLAGA | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cogida de Manuel Escribano

La carrera de torero no figura en los catálogos de estudios universitarios ni profesionales, de tal modo que lo que en principio es un alivio, luego se vuelve dificultoso, porque la licenciatura es más cara que si se cursara en Yale, no bajando del medio millón de euros.

Lo que ocurre es que no todo el mundo paga lo mismo, porque ser de estirpe puede rebajar costes y facilitar la colocación. Tampoco se paga de la misma forma: Joselito Ortega es de estirpe taurina, de familia media, y ha pagado por el sitio que ocupa un precio abusivo en sangre: cornadas duras de difícil recuperación, de las que dejan secuelas ante el toro y la duda acerca de si se torea poco por falta de continuidad o si falta continuidad por torear poco. El primer novillo no se había definido durante los dos primeros tercios y llegó a la muleta sin estridencias; no hubo salidas de nota en ningún pasaje de la faena, que se desarrolló sin obligar, en un acuerdo de no agresión signado por las dos partes.

Muñoz / Ortega, Galán, Escribano

Novillos de Cayetano Muñoz, mansos los tres primeros y bravos 4º y 5º. Joselito Ortega: estocada honda atravesada, cuatro descabellos (ovación); tres pinchazos, estocada defectuosa -aviso-, dos descabellos (ovación); estocada (vuelta al ruedo). David Galán: bajonazo (ovación); pinchazo, estocada caída (vuelta al ruedo). Manuel Escribano: media perpendicular y contraria saliendo cogido (oreja). En la enfermería fue atendido de una herida en la pantorrilla izquierda, de pronóstico menos grave. Plaza de la Malagueta, 13 de agosto, 4ª de abono. Más de un cuarto de entrada.

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No hubo orejas y debió haberlas

El cuarto tuvo temperamento de bravo y Joselito quiso fajarse con él, lo que consiguió cuando sopló el temple, a base de muletazos largos de mano baja para mayor sometimiento y eso que el novillo no siempre entraba por uvas.

El sexto se fue viniendo abajo sin que el matador pudiera prolongar la embestida.

En el caso de David Galán fue su padre, director de su carrera, el que pagó un trágico peaje. Desaparecido el maestro, a punto estuvo de darse de baja el alumno, que hoy se ve como único responsable de un timón que precisa de mano decidida. En el último tercio la cobardía rajada de la res impidió cualquier intento de toreo.

El quinto volvió a sacar bravura y genio y Galán le administró la misma medicina que su compañero, faltándole constancia para redondear la faena, en la que brillaron momentos aislados de casta y emoción por parte del diestro.

Manuel Escribano no es de reata torera, pero sí taurina, y ha elegido los cursos más completos y caros, con profesores particulares, representantes, parientes y amigos. Lleva mucho toreado y también ha pagado su tributo de sangre, del que en la tarde de ayer entregó el último plazo. Exhibió maneras con el capote, puso banderillas con facilidad y rapidez en la reunión, efecto en un buen quiebro en tablas. Con la muleta se acopló a la bobalicona embestida del novillo; a la hora de matar, más que entrar, salió, con la mala suerte de dejar la pierna atrás y que ésta fuera rebañada por el novillo.

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