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Ericsson empieza a levantar cabeza

El nuevo director ejecutivo acelera el ajuste y consigue un fuerte recorte de pérdidas

La pequeña luz al final del túnel que muchos directores del gigante sueco de las telecomunicaciones, Ericsson, viene esperando desde hace casi tres años, empieza a vislumbrarse a partir del informe presentado la semana pasada, sobre los resultados correspondientes al primer semestre de este año. Como un indicio de la situación general del mercado en este sector, cabe destacar que no ha sido un resultado que mostrara ganancias, sino que las pérdidas fueron notablemente menores que las que habían pronosticado todos los analistas, incluidos los directivos de la empresa.

Los 2.000 millones de coronas de pérdidas que habían estimado, se redujeron , sin tener en cuenta los costes de la reestructuración, a solamente unos 200 millones de coronas.

Los 2.000 millones de coronas de pérdidas previstos se han reducido, sin los costes de la reestructuración, a 200
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Pese a ello, y a que el mercado internacional de las telecomunicaciones no ofrece indicios convincentes de una recuperación a corto plazo, el informe de Ericsson despertó una euforia que el tiempo dirá si es o no justificada.

El nuevo director ejecutivo del consorcio, Carl-Henrik Svanberg, que no ha cumplido el primer año en el cargo, se mostró decididamente más optimista que sus predecesores al afirmar que han dejado atrás la crisis financiera y, con ello, "la amenaza de tener que recurrir a una nueva emisión". Para alegría de la Bolsa, el casi millón y medio de sus accionistas, y del Gobierno, que es consciente de la importancia del consorcio en la economía del país, Svanberg, reiteró su promesa de que "en algún momento de este año habrá ganancias". "No soy propenso a aventurar pronósticos basados en los resultados de un solo trimestre, pero todos pueden advertir que estamos muy cerca de esa meta", agregó.

Las repercusiones de toda esta información fueron inmediatas. El índice de la Bolsa de Estocolmo, con una temporada bastante deprimida, tuvo una subida del 12%. Las acciones de Ericsson llegaron a subir hasta casi 11 coronas, el valor más alto desde hace un año.

Aunque el análisis frío de las cifras muestra que las ventas totales en el segundo trimestre de este año bajaron, que el volumen de órdenes tambien bajó, que la caída del dólar influye negativamente, y que las pérdidas reales del semestre se multiplicarían si se tomaran en cuenta los costos de la reestructuración, la diferencia con informes precedentes, radica en que hay una recuperación de la confianza en el futuro.

Cuando el nuevo director se hizo cargo de la empresa aceleró el proceso de ajustes, que sigue cumpliéndose según lo previsto, en una dimensión casi desconocida de reducir el personal a casi la mitad en dos años. El año próximo, cuando acabe la reestructuración, la plantilla habrá pasado de 107.000 empleados a 47.000.

Simultáneamente con su entrada en funciones, Svanberg adquirió títulos de la compañía por valor de 100 millones de coronas, (de los que ya ha cosechado varias decenas de millones de ganancia), en un gesto de confianza en el futuro. Puede decirse que ha superado con éxito sus primeros cien días. Pero el futuro está lejos de ser un libro abierto y la incertidumbre del sector está condicionada por la del mercado mundial sobre el que nadie se atreve a dar un pronóstico.

El hecho concreto es que el tiempo de Ericsson como gran potencia industrial, tecnológica y también financiera, ya pasó. La reducción de personal es sólo la expresión de un proceso más profundo, que en el caso de Suecia tiene connotaciones sociales, ya que ha habido ciudades enteras cuya vida giraba en torno a la filial de Ericsson. Según todas las predicciones, volverá a ser una empresa rentable, con reconocido nivel tecnológico, pero en una escala de mediana empresa.

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