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Columna
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Media veda

El alcalde de El Ejido ha dicho del portavoz nacional de su partido y diputado en el Congreso del PP por Almería que practica "terrorismo político". Con esta frase se confirma lo que era un secreto a voces. Ni más ni menos que el PP empieza a resquebrajarse, y que las disidencias internas empiezan a aflorar sin tapujos. Se está viviendo a nivel nacional, con motivo de la sucesión genética de Aznar; se ha vivido en Asturias, con motivo de la elección a la presidencia del PP de Gijón, y de cuyos resultados ha dicho Álvarez Cascos que "existían más votos que votantes", y está soplando en Almería, donde el encuentro entre el Levante y el Poniente ha traído una marejada que no parece que se vaya a aplacar en un fin de semana, como ha declarado Arenas.

Son los riesgos que trae todo lo que es concentración de poder. Son los riesgos hechos realidad que aparecen cuando se gobierna para la sociedad, hacia dentro del partido y hacia el futuro, desde la testosterona de las Azores. Un lugar en el que la mentira, el avasallamiento y la falta de dignidad tomaron cuerpo, para una despedida que empieza a ser caótica.

Un panorama que no parece que vaya a despejarse en un fin de semana. Menos cuando acaba de abrirse la media veda, y ya sabemos que estos días algunos del PP los emplean en pegar tiritos, como se vio con el Prestige, y no están para otra cosa que no sean tórtolas o conejos.

Claro que Arenas sabrá por qué lo dice. A lo mejor es que ha retirado las licencias de caza, y sólo el sabe las razones por las que se ha traído dos prisiones a Andalucía. Unas prisiones que van a dar lugar a que más del 40% del total de la población reclusa de España se concentre en Andalucía, salvo que se vayan a construir para traer presos iraquíes porque ya no caben en Guantánamo, y Morón les cae más cerca a los salvadores del mundo.

Tal vez, quiero pensar, si en lugar de emplear un fin de semana en tratar de amainar vientos y en elegir los números del bombo para que las prisiones le toquen a Morón, se empleara en distribuir las prisiones en función de la mayor o menor delincuencia de cada comunidad, los presos quedarían en sus comunidades y la reinserción podría ser más fácil de acometer. Claro que esto es mucho para un fin de semana, sobre todo si la media veda está abierta.

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