_
_
_
_
Reportaje:

Manual de buena práctica política

Juristas y analistas alertan sobre el descrédito de los políticos y reclaman volver a los principios de la ética pública

Lluís Pellicer

El fiscal jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, advertía el jueves en una cena con 200 juristas en Barcelona: "Vivimos un momento crítico para el sistema democrático" porque la mayoría absoluta del PP está llevando a la "descomposición del Estado de derecho". El creciente descrédito de la política y el peligro que comporta el todo vale para acceder o mantenerse en el poder había sido ese mismo día objeto de discusión en una jornada sobre la ética pública en la Administración local, organizada por la Fundación Carles Pi i Sunyer.

La confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas está en declive. Así lo indica el Consejo Europeo en la introducción al manual de buenas prácticas políticas, que describe los problemas de los gobiernos locales y plantea algunas recomendaciones para superarlos. "Que se tenga que hacer un manual de estas características es ya un fracaso, aunque esto no significa que no sea necesario". El catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Vallespín, se mostraba así de pesimista ante la cuestión de la calidad democrática.

"La crítica a los partidos es un acto de confianza. El elector aún confía en ellos"
Las campañas tienen costes cada vez más altos que el sistema público no cubre

A su parecer, asuntos como el que ha paralizado la Asamblea de Madrid contribuyen a deteriorar la imagen de las instituciones y los partidos políticos. "En este caso, se ha llegado a subvertir el resultado de la voluntad popular, que había optado por una coalición concreta para gobernar la comunidad", afirmó. Ante esta circunstancia y la aparición del fantasma de la corrupción, Vallespín sólo prevé una respuesta de los madrileños en los próximos comicios: la abstención.

La financiación de los partidos políticos es uno de las principales problemas y está en el origen de muchos de los casos de corrupción denunciados en los últimos años. Varios ponentes señalaron que la maquinaria publicitaria desplegada en cada campaña electoral comporta costes de financiación cada vez más altos en un momento en que los índices de afiliación son bajos, por lo que las formaciones políticas deben buscar fuentes de financiación que a veces son irregulares.

El presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Àngel García Fontanet, recordó que "antes las formaciones políticas se dirigían a un segmento más o menos convencido. Ahora deben captar votos en otros segmentos, en disputa con otras siglas, lo que supone un sobreesfuerzo económico". A juicio de García Fontanet, el creciente coste de las campañas electorales genera necesidades de financiación que no pueden ser cubiertas por el sistema público.

En el mismo problema hizo hincapié Jaume Galofré, director de los Servicios Jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona: "Las empresas donan cantidades que luego cargan a sus gastos generales. Y el ciudadano se pregunta a cambio de qué. De entrada, con esas donaciones ya tienen un acceso directo a los elegidos, de forma que se produce una primera desigualdad".

La consecuencia de todo ello es la indiferencia del ciudadano y el desprestigio social de la política. "Los jóvenes ya no quieren participar de la dinámica de los partidos, sino que prefieren canalizar sus inquietudes a través de ONG", apuntó Galofré.

Tampoco los cargos electos están satisfechos con la situación. El manual del Consejo Europeo indica que la actitud desconfiada de los electores y la censura de los medios de comunicación contribuyen a su desmotivación. El presidente de la Federación de Municipios de Cataluña, Manuel Mas, recordó que un concejal se enfrenta, además, a serias complicaciones para volver a su profesión. "Lo primero que aparece en los diarios es la subida del sueldo, sin tener en cuenta la alta dedicación que exige la política local y la dificultad para volver a la vida profesional al dejarla".

Para recobrar la confianza perdida, es necesario reforzar la relación entre los cargos electos y los ciudadanos. Los esfuerzos, no obstante, deben ir en ambas direcciones. Vallespín propuso recuperar los principios y la moral democrática. "Los gobernantes deben buscar la conexión con el pueblo, ser permeables a los intereses sociales y mostrar eficacia. Los ciudadanos, a su vez, han de participar de la política y exigir que sus representantes rindan cuentas de su gestión", dijo.

El laboratorio de experimentación es el ámbito local, donde el político es más cercano y más observado por el elector. "Para dar la vuelta a la situación, primero se debe airear la administración pública a través de los controles democráticos y la participación de los vecinos. Los políticos locales deben asumir también un papel ejemplar y de liderazgo. Esto se consigue evitando la corrupción y dando prioridad al interés general de la población", sostuvo Galofré. Y un paso fundamental hacia la renovación sería la modificación del actual sistema de financiación de los partidos. "Se puede actuar de varias formas: prohibiendo las donaciones anónimas, potenciando el papel de los tribunales de cuentas y la Fiscalía Anticorrupción, y con desgravaciones fiscales para los afiliados", dijo García Fontanet. En cualquier caso, la batalla no está perdida. "De hecho, la crítica a los partidos es un acto de confianza. El elector todavía confía en que los dirigentes políticos puedan cambiar la situación", concluyó.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_