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La Audiencia de Guadalajara reabre el caso de Dónovan

El juzgado considera que en el proceso hubo "errores de forma"

El caso de Dónovan Párraga se reabre. Dónovan, de 12 años, fue encontrado muerto cerca de su casa, en Trijueque (Guadalajara), después de casi 11 meses desaparecido. La Audiencia de Guadalajara argumenta que en el anterior proceso hubo "defectos de forma". El padre del niño ha rechazado en todo momento la hipótesis de que la muerte fuera un accidente, sostenida por los forenses.

La desaparición del niño de 12 años Dónovan Párraga Rodríguez acabó el pasado 23 de enero, cuando agentes de la Guardia Civil encontraron su cuerpo en una fosa séptica a escasos 300 metros de su casa, en la urbanización La Beltraneja, en la localidad de Trijueque (Guadalajara).

El juez que instruyó el caso la primera vez, Javier Merchante, lo archivó "por no existir ningún elemento que haga pensar en la posibilidad de un homicidio", ya que los forenses que analizaron los restos del niño excluían la tesis de una muerte violenta.

Pero la Audiencia de Guadalajara decidió ayer reabrir el caso. No obstante, no se realizarán nuevos interrogatorios a los testigos ni se practicarán más pruebas al cuerpo de Dónovan, tal y como solicitaba su padre, Francisco Párraga, sino que se resolverán lo que fuentes cercanas al caso han calificado como "defectos de forma". Estos defectos consisten en que, en el anterior proceso, los abogados de las partes no pudieron preguntar a los peritos sobre los informes emitidos. Miguel Bernal, abogado de la madre, Gloria Rodríguez, señaló ayer que la reapertura del caso se produce gracias a su petición.

Los miembros del Instituto Nacional de Tóxicología y los forenses que practicaron la autopsia al niño serán citados por el tribunal en los próximos días para que ratifiquen o no su tesis, que indicaba que la causa más probable de la muerte era el accidente. Tanto los médicos Juan Manuel Barragán, Juan Garrido y Gloria Guerra, que practicaron la primera autopsia, como José Ramón Civantos, que realizó un segundo examen a petición del padre del menor, llegaron a las mismas conclusiones.

Los técnicos también descartaron la posibilidad de que el niño hubiera muerto por la ingestión de alguna droga o fármaco, aunque no aclararon el origen de la sangre hallada en uno de sus calcetines.

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Sin embargo, el padre de Dónovan, Francisco Párraga, nunca ha aceptado que su hijo muriera por accidente. Su abogado, Marcos García Montes, presentó en dos ocasiones la petición de reapertura del caso.

En la primera de ellas, presentada el pasado mes de marzo, se explicaba que el padre tenía la sospecha de que el niño había sido asesinado por alguna "persona cercana a la familia, del entorno de Trijueque", según afirmó ayer el abogado.

La segunda, presentada hace apenas tres días, decía que el anterior proceso había estado marcado por diversas "irregularidades", tanto de forma como de fondo. García Montes recordó en la vista oral que se encontró "mucha sangre en las prendas de vestir del niño".

Señaló, además, que en el auto judicial no se concretaba ni cuándo se produjo la muerte del pequeño, ni las circunstancias exactas en que se produjo.

El padre de Dónovan, que lo único que desea es "saber lo que le ocurrió a su hijo", declaró que todo este proceso está siendo "muy duro". A pesar de todo, Franscisco Párraga afirmó que va a seguir hasta el final. "Éste [la reapertura del caso] es un paso imprescindible para saber qué ocurrió; mientras esto no lo tengamos, no vamos a parar", señaló el pasado miércoles tras la vista oral.

11 meses y un final triste

Dónovan Párraga salió de su casa, en Trijueque, dónde vivía con su madre, para ir a la clase de yudo el pasado el pasado 27 de febrero de 2002. La última que le vieron estaba en la parada del autobús.

En ese momento comenzó el calvario de sus familiares, en especial de sus padres, Francisco Párraga y Gloria Rodríguez.Poco después, comenzaron las movilizaciones para buscarle. A las pesquisas de la Guardia Civil se sumó poco a poco la colaboración ciudadana.

Esta colaboración se convirtió el pasado mes de noviembre en una campaña impulsada por el Defensor del Menor y sufragada por algunos empresarios de Madrid, dónde se creía que podía encontrarse Dónovan. Se repartieron 250.000 fotografías del menor por toda la región y se imprimió su cara en diversos productos lácteos. Incluso, los jugadores de fútbol del Atlético de Madrid y del Rayo Vallecano llegaron a pedir ayuda para buscarle antes de un partido entre ambos equipos.

Pero el pasado 23 de enero llegó el peor de los finales: el cuerpo de Dónovan fue encontrado en una fosa séptica. El juez archivó el caso, pero los padres no se dan por vencidos.

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