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VISTO / OÍDO
Columna
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España de madrugada

Son casi las cuatro de la madrugada. Una chica llama al programa Hablar por hablar de la SER: solloza. En el ordenador que comparte con su hermano ha encontrado una carpeta con pornografía infantil: llora abiertamente: su hermano es un pervertido. ¿Qué hace? ¿Decírselo a su madre, hablar claramente con el hermano? Primer consejo de oyente: alguien, con voz bien educada, dice que le denuncie a la Guardia Civil. Se me ponen de punta los blancos pelos. Veo la desgracia en la casa, la vecindad y los familiares, si aparecen los guardias investigando al muchacho. Quizá pese sobre toda su vida una curiosidad, un juego, una recepción de tanta oferta como hay. El denunciado podría acusar a su hermana por violación de su intimidad.

Hay un delito, y hay una mitología: el delito es utilizar niños para obtener películas o fotos pornográficas, o el abusar de ellos sexualmente. La mitología, como todas las de las "perversiones", es considerar infrahumano al que ve esas fotos. La preservación de los menores del conocimiento sexual es importante: una seguridad social. Pero el mito convierte en sospechosos a muchos inocentes: por curiosidad, por conocimiento, para comentarlo, incluso para repudiarlo. Pueden ser linchados, y lo son a golpes en muchos sitios.

¿Qué hacia despierto a esa hora? Estaba inquieto después de oír en alguna radio de los nacionales defender a Berlusconi. Su argumento: la izquierda europea ha preparado minuciosamente un complot contra el tipo. Los "izquierdosos", decía un lenguaraz; puesto que el Berlusca es la buena derecha, le habían provocado para hundirle. Y el pobre había caído en la trampa. Yo recordaba los dientes de caníbal del presidente, que no se mordieron la lengua para llamar nazi a un diputado alemán y turistas de la democracia a los socialdemócratas. Los nacionales argumentaban para apoyar su defensa: un asunto interno de Italia (el Berlusca se ha amnistiado a sí mismo para detener los procesos contra él por supuestos delitos económicos) no debe trascender a Europa.

Pero ¿no es presidente de Europa porque es jefe de Gobierno en Italia? Me intrigó la cuestión: busqué la prensa y las radios italianas, y eran feroces contra Berlusconi; él mismo ha pedido perdón, el presidente de la República ha hecho un discurso para enmendarlo todo... Pero aquí, no. Como decía Franco, somos la última reserva espiritual de Europa. Y la Vieja Guardia no se rinde.

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