Querida Bicoca
P. D. Tanto vacunarme contra los mosquitos y al final casi me rompo la crisma colocando la mosquitera. Urberuaga se subió en una silla encima de la cama y yo mientras sujetaba las patas para que no se esmorrara. Al final perdimos el equilibrio y nos quedamos los dos uno sobre otro en el lecho. No pasó nada, sabes que soy superfiel. Y lo que tú dices, Bico, ese individuo no se lo merece. Soy más tonta.
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