Demasiada pimienta
La ausencia de Gálvez en el debate de la comunidad aleja la renovación del pacto entre el PSOE y Los Verdes
La tradición popular dice que las parejas perfectas no existen y nada hay mejor para que las relaciones funcionen que echar a la cosa un poco de pimienta. En los últimos tres días parece que al PSOE y a Los Verdes, que mantenían desde 2000 un acuerdo de legislatura modélico en la Junta andaluza, se les ha ido algo la mano: la diputada verde adscrita al grupo socialista del Parlamento, Inmaculada Gálvez, ha dado plantón en el debate del estado de la comunidad. El inesperado episodio no ha tenido consecuencias prácticas porque el PSOE sacó adelante todas sus propuestas, más de la mitad por unanimidad, pero en otras circunstancias -la votación del presupuesto, por ejemplo- el resultado podría haber sido dramático, ya que el escaño de Gálvez garantiza la ajustada mayoría absoluta del Gobierno de Manuel Chaves (52 del PSOE y tres del PA).
Además, Inmaculada Gálvez no estuvo sola. Para estupor de los socialistas, el secretariado de Los Verdes apoyó explícitamente su consumado desafío de no acudir al pleno si no se acordaba crear un grupo de trabajo sobre la "corrupción urbanística" (sic) en la Costa del Sol y se pedía, también, que el alcalde de Marbella, el gilista Julián Muñoz, dejara de salir en las tardes de Canal Sur de la mano de la tonadillera Isabel Pantoja. El PSOE recogió finalmente las propuestas, aunque no precisamente en esos términos.
No era la primera vez que Inmaculada Gálvez, abogada de 43 años y azote incansable de Jesús Gil, amenazaba con saltarse de un día para otro la disciplina de voto o pasarse al grupo mixto. A los cuatro meses de ser elegida diputada anunció que se marcharía al mixto si la Junta aprobaba el PGOU de Marbella. Dos años después calificó al consejero de Turismo, el andalucista Antonio Ortega, de "lamentable" y dijo que refrendaría su reprobación en la Cámara tras pronunciar la desafortunada frase: "Casi preferiría dos casos de corrupción al año que una administración muerta y lenta". La dirección de Los Verdes, contraria a la reprobación, le llamó a la responsabilidad. "El dedo me quema por apretar el botón y votar a favor", contó entonces, pero no lo hizo. Estos antecedentes y la sintonía personal de Gálvez con sus compañeros de grupo rebajaron la alarma en el PSOE. La gran novedad ha estado, por tanto, en la posición de la dirección verde.
Inmaculada Gálvez se convirtió en la primera candidata ecologista del Parlamento andaluz tras el acuerdo del PSOE y Los Verdes en las elecciones de 2000. Pese a la brevedad de su biografía política -había formado parte de la lista de Los Verdes al Ayuntamiento de Marbella el año anterior- fueron los propios dirigentes socialistas quienes sugirieron que la designaran para el quinto puesto de la candidatura por Málaga. En su haber figuraba la redacción de unas 180 demandas desde 1997 como responsable de la Plataforma Ciudadana para la revisión del PGOU de Marbella. Hija de un oficial de la Policía Armada, la temperamental diputada es el más palpable símbolo ciudadano de la lucha contra la política de Jesús Gil. Por eso le ha sentado tan mal el pacto del PSOE con ex concejales del GIL e Izquierda Unida para hacerse con la alcaldía de Estepona. "No puedo ir al Parlamento a escuchar a Chaves decir cosas bonitas de Andalucía mientras impera la corrupción en la Costa del Sol. Tengo un ataque de ansiedad". Inmaculada Gálvez respondió así a una de la veintena de llamadas que atendió de los periodistas en los pasados días de pleno.
También recibió un aguacero de llamadas de sus compañeros de escaño, y no sólo para negociar. Según dicen, en el grupo es considerada como una más y con algunos mantiene un estrecha amistad. De hecho, le defendieron con ahínco cuando fue sacada en volandas por la policía de Gil de una cafetería a la que acudió para expresar su apoyo a la concesionaria del bar, sobre la que pesaba una orden de desahucio. Y la Mesa de la Cámara le amparó en las diligencias que abrió la sala de lo de Civil y Penal del TSJA por resistencia a la autoridad, que después fueron archivadas.
El Consejo Andaluz de Los Verdes tiene previsto analizar hoy lo sucedido en el debate de la comunidad. Inmaculada Gálvez pondrá a disposición de este órgano su acta de diputada que, según el portavoz verde, Francisco Garrido, "ninguna asamblea ha propuesto mover de donde está". Sin embargo, en el PSOE ganan posiciones quienes se oponen a renovar la alianza actual, que ha dado como fruto una agencia andaluza de energía, un instituto de investigación y desarrollo tecnológico y una dirección general de educación ambiental. Este sector es poco proclive a sortear ultimatos de fuerzas exógenas, que, dicen, se atisbó con el fallido intento de concurrir juntos en las municipales. Quizás sea el final de una bonita amistad.
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