La policía encontró restos de sangre del letrado Castillo en la ropa de Pietro Arcan
Había sangre de la víctima en las ropas de Pietro Arcan. En la madrugada del 19 al 20 de junio de 2001, el moldavo y tres hombres más asaltaron, supuestamente, el chalé del abogado Arturo Castillo en Pozuelo de Alarcón, le dispararon, degollaron y atacaron a su mujer y a sus dos hijas.
Ayer, durante la quinta sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra Arcan y sus colaboradores, dos agentes de la Policía Científica que investigaron el caso explicaron sus conclusiones. Los peritos contaron que encontraron restos de sangre del abogado y de una de sus hijas en la ropa que vestía el acusado.
También indicaron que se encontraron restos del ADN del abogado Arturo Castillo en una sábana, en un machete con el que presuntamente fue degollado, en la chaqueta de chándal de Arcan, en las uñas del fallecido y en un reloj marca Rolex.
Los informes policiales señalan también que había restos biológicos de una de las hijas de la pareja en unas sábanas, en una funda de almohada, en el suelo de su habitación y en un camisón, presumiblemente el que llevaba puesto la noche del crimen. También se hallaron manchas de sangre de la menor de las hijas de Castillo en el calzoncillo de Pietro Arcan, detenido pocas horas después.
Pólvora en una mano
También comparecieron ayer varios agentes de la unidad de Balística de la Policía Nacional que pusieron de manifiesto el hallazgo de restos de pólvora en la mano izquierda del moldavo. Según su análisis, la mano izquierda del moldavo tenía "partículas de disparo". El letrado de la acusación particular preguntó a los investigadores si eso significaría que el autor de los disparos usó el arma con la mano izquierda.
Los agentes respondieron que las pruebas podrían llevar a dicha conclusión, aunque únicamente de manera teórica, pues, según dijeron, en la práctica podrían darse numerosas situaciones en las que las partículas de pólvora se traspasaran de una mano a otra. No obstante, y a preguntas de la defensa de Pietro Arcan, los agentes concluyeron que "el que una persona tenga residuos de pólvora no quiere decir que automáticamente sea autor de un disparo, sino que estaba próximo a la detonación".
En cuanto al análisis de la mecánica de los disparos, los expertos de balística señalaron que las detonaciones se realizaron con un revólver convencional Magnum 357, en buen estado de funcionamiento y provisto de seis balas, de las que se hallaron cinco vainas fuera del arma y un cartucho en el interior de la misma.
Dos de dichas balas impactaron en el cuerpo de Castillo, perforándole una mano y el tórax. A juicio de los policías, la herida del pecho tuvo que ser mortal, ya que, según manifestaron, el revólver con el que se produjo "tiene mucha potencia y usado a corta distancia resulta letal".
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