El rapaz de verde

Las ventas de su último Zelda han desbordado a la compañía de la gran N. Miles de seguidores en todo el mundo ansiaban tener en sus manos el disco de The Legend of Zelda: The Wind Waker, la curiosidad se centraba en saber cómo Nintendo había resuelto el paso de una saga tan importante a su nueva consola. Las reservas de la edición limitada del juego, dos semanas antes de su lanzamiento, alcanzaron la cifra de 560.000, en Estados Unidos, lo que augura sin lugar a dudas una buena campaña de ventas.

Los 36 millones de unidades vendidas de todos los juegos de la serie Zelda lo convierten en una de las sagas más importantes del mundo del videojuego, cetro que muy pocos juegos pueden arrebatarle. La serie de videojuegos Zelda, en muchas ocasiones, ha decidido la compra de la consola nipona por parte de los jugadores, con el único objetivo de poder disfrutar de sus aventuras.

En esta ocasión el aspecto del juego ha sufrido un cambio radical; nada tiene que ver con el de otras entregas, cuestión que ha enfrentado a miles de apasionados. Los gráficos incorporan la tecnología cell shading, lo que le confiere un aspecto de serie de animación e incluso de cómic, en un entorno totalmente tridimensional.

Esta nueva tecnología gráfica difiere bastante de la utilizada hasta el momento por la saga. En sus anteriores entregas el objetivo era encandilar al jugador con luces, brillos, sombras y demás efectos. Lo cierto es que pese al cambio radical en su aspecto, el resultado es excelente y parece ser que ha convencido a la mayoría de seguidores.

El nuevo motor gráfico del juego permite que Link realice todo tipo de movimientos, desde los ya típicos ejercicios de lucha hasta otros tan curiosos como gatear, moverse por una soga, o pegarse a una pared para caminar con cuidado por el borde de un precipicio.

La juventud no tiene miedo a nada, Link ha cumplido la edad exacta para vestir las ropas verdes. Armado con la batuta de los vientos, vivirá una épica aventura en la que el rescate de su hermana Abril marcará el inicio de esta nueva leyenda. Éste es, a grandes rasgos, el argumento original de la aventura, aunque varios giros inesperados sorprenderán al usuario a lo largo del juego. Los piratas serán el testimonio de la valentía de Link que partirá de la isla que lo vio nacer, para visitar más de 60 islas distintas a bordo de una barca.

La incorporación más notable de esta entrega, aparte del aspecto gráfico, es la posibilidad de desplazarse por un vasto mundo a bordo del Mascarón Rojo, una embarcación muy singular que recuerda las naves vikingas. Para navegar el jugador deberá tener en cuenta la dirección del viento; así pues, cuando el viento venga de popa navegará más rápido que si viene de la proa.

La ocarina, instrumento de viento en forma ovoide que apareció en otras entregas de Zelda, se ha substituido esta vez por la Batuta de los vientos; con ella se pueden hacer sonar las melodías mágicas aprendidas, con el objetivo de resolver determinados misterios. Con aire ceremonial Link dirigirá las piezas con su batuta igual que un gran director de orquesta.

Otra de las novedades interesantes es la posibilidad de conectar la consola portátil Game Boy Advance a la consola GameCube, para que, sin necesidad de insertar ningún juego en la pequeña consola, pueda jugar otro usuario desde ésta. El segundo jugador, a los mandos de una Game Boy Advance, se convertirá en Tingle, el cartógrafo de Link, que será de gran utilidad en algunos escenarios. Sin embargo, para acabar el juego no es necesario disponer de Game Boy Advance, esta opción es simplemente un aliciente más del juego.

The Legend of Zelda: The Wind Waker es, sin lugar a dudas, un excelente título con todos los ingredientes indispensables: puzzles, luchas, inmensos escenarios, para que miles de jugadores disfruten, una vez más, con la leyenda de Zelda.