El jugador que más vende
Al 'Spice' siempre le han preocupado más sus contratos publicitarios, por los que ingresa 9,1 millones de euros anuales, que su nómina futbolística
"¿Beckham? Su camiseta huele a perfume". Pocos juicios más certeros se han hecho sobre un futbolista cuya cara es más cotizada que sus piernas que el expresado por Ronaldo ante el Brasil-Inglaterra del pasado Mundial. Beck-ham vive, piensa y actúa como un icono del pop, como una estrella de Sunset Bulevar. Por algo es el futbolista con más gancho del planeta, el que mayores ingresos publicitarios genera, el rostro que mayores desmayos provoca. Se estima que su imagen le permite ingresar unos 9,1 millones de euros anuales al margen de los 6,6 que tenía como salario en el Manchester United, que le pagaba también 200.000 euros en primas.
Las cifras cantan y al capitán de la selección inglesa siempre le ha preocupado mucho más su contrato de mercadotecnia que su nómina futbolística. "El sueldo no es problema, pero hay que elevar mis derechos de imagen", enfatizó durante las arduas negociaciones que mantuvo en 2002 con el Manchester para renovar su contrato. El club no quería cederle la autogestión comercial. Nada extraño si se tiene en cuenta que sólo en el mercado asiático ha abierto una decena de tiendas en los últimos tres años y el 60% de sus ventas tienen que ver con el Spice
. El furor que provoca en Japón, por ejemplo, le ha procurado contratos en exclusiva con la firma local de cosméticos TBC y la red de snacks Meiji Seika. Por algo su autobiografía traducida al japonés ya supera los 330.000 ejemplares vendidos desde su salida, en 2002. También hay quien saca un buen pellizco a su costa. Los dueños del hotel japonés Wetin Awaji cobran desde el pasado verano un sobreprecio de 5.000 yenes (34,6 euros) por cada una de las 28 habitaciones de la décima planta. ¿La razón? Allí se alojó Beckham durante el Mundial.
Tras muchas tiranteces con el United, Beckham acabó saliéndose con la suya y logró en su última renovación adueñarse de todo el botín que genera su perfil, salvo los contratos directamente relacionados con la institución futbolística, que siguieron en la caja fuerte de Old Trafford. Así, el pasado febrero, el jugador suscribió un acuerdo con la cadena Mark Spencer para promocionar prendas de vestir juveniles. Un contrato que no pasó por la taquilla del Manchester, como tampoco otro en vigor con una marca de gafas de sol. Pepsi, Vodafone, Adidas y BP son otras de las muchas firmas asociadas con este inglés de voz aflautada.
En cuestiones publicitarias, los Beckham no perdonan. Siempre al acecho, la empresa de representación SFX echa sus garras sobre toda aquella compañía que exhiba sin permiso la cara de David. Bien lo sabe la compañía aérea Easyjet, a la que reclaman 14.000 euros por una campaña en la que unía los constantes cortes de pelo de la estrella con la celeridad con la que se agotan sus ofertas de vuelo. Y no sólo el futbolista es celoso. Su mujer, Victoria, pleiteó a fondo con un equipo de tercera fila, el Peterborough United, conocido por sus hinchas como The Posh (El Pijo), un apodo que sobre el que la Spice cree tener el copyright.
Al nivel de Marylyn y Di Maggio, el matrimonio Beckahm despierta un terremoto en el Reino Unido. Los tabloides británicos han discutido en sus portadas sobre cómo deberían llamarse los hijos de la pareja (Brooklyn y Romeo); el Parlamento tuvo un hueco para discutir sobre los rayos X del pie izquierdo del futbolista, lastimado poco antes del último Mundial, y el vendaje sobre su ceja izquierda tras el puntapié de Ferguson se convirtió en un accesorio de moda entre los jóvenes.
Con su estruendoso fichaje por el Madrid -la Bolsa de Londres investiga por qué el United divulgó a la prensa su acuerdo con Joan Laporta, candidato entonces a la presidencia del Barcelona, antes que a la autoridad bursatil, lo que hizo subir las acciones 7 peniques- es probable que Beckham multiplique su popularidad, lo que ya parecía una quimera. Hasta The New York Times le dedicó el lunes un editorial. Si los estadounidenses empiezan a ponerle el foco, el Spice podrá cumplir uno de sus retos. La única vez que alguien se atrevió a negarle a él y a su mujer un contrato fue la productora de Los Simpsons. Ambos iban a aparecer en el capítulo 300, pero el productor ejecutivo, Al Jean, se opuso: "Beckham no es algo grande en Estados Unidos". Lo será.
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