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GOLF | Open de Estados Unidos

El rejuvenecimiento de Watson

A él fue, al estadounidense Tom Watson (Kansas City, Misuri; 4-9-1949), a quien le cupo el honor de acabar con la hegemonía de su compatriota Jack Nicklaus (Columbus, Ohio; 21-2-1940). Entre 1962 y 1976, el mítico Oso Dorado había ganado 14 títulos del Grand Slam del golf. Pero entre 1977 y 1983 hubo de conformarse con tres -en 1986 logró el último: el récord de 18-. ¿Por qué? Aparte de haber iniciado su declive físico, porque se tropezó con él, con Watson, que durante esos siete años se anotó ocho.

A él igualmente, a Watson, le cupo la desgracia de protagonizar el primer caso sonado de derrumbe psicológico por culpa de una derrota. Ganador del Masters de Augusta en 1977 y 1981 y del Open de Estados Unidos en 1982, su torneo fue el Open Británico, en el que se impuso en 1975, 1977, 1980, 1982 y 1983. También en 1984, en el templo escocés de Saint Andrews, parecía su seguro conquistador. Pero el liderato con el que se presentó en la vuelta final se lo arrebató en los últimos hoyos Severiano Ballesteros. Un impacto mental tan terrible que Watson perdió la fe, se despidió de las grandes victorias y apenas se ha consolado desde entonces con un trío de triunfos menores y espaciados.

Pero asimismo a él, a Watson, le cupo en la madrugada española del jueves la satisfacción de sentirse tan rejuvenecido, a sus 53 años, como para situarse al frente del Open de su país tras concluir el recorrido inicial con 65 golpes, cinco por debajo del par del campo de Olympia Fields (Illinois): un eagle (-2) y cuatro birdies (-1) por un bogey (+1). "¿Quién se lo creería?", exclamó. Ayer, con 72 (+2), no estuvo tan certero. Pero, al cierre de esta edición, el líder provisional, su paisano Jim Furyk, sólo le sacaba cuatro: 133 (-7) por 137 (-3). En definitiva, debía de pensar: "Qué me quiten lo bailao".

Sergio García se perfiló el primer día con una tarjeta de 69 (-1), un golpe menos que el norteamericano Tiger Woods, pero en el segundo, preso de sus dudas, se perdió en la mediocridad con otra de 74 (+4) para totalizar 143 (+3). José María Olazábal hizo el camino inverso: de 74 a 70, unos 144 que le abocaban a la eliminación.

Tom Watson, feliz.
Tom Watson, feliz.REUTERS

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