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Crónica:FÚTBOL | Fase clasificatoria para el Campeonato de Europa de Portugal 2004
Crónica
Texto informativo con interpretación

España pierde la cabeza

La selección de Sáez, incapaz de marcar un gol a la débil Irlanda del Norte, cede a Grecia el liderato de su grupo

José Sámano

España se ha desinflado hasta verse en el peor trance en muchos años. No sólo ha desviado su paso hacia Portugal, sino que en menos de una semana ha sido incapaz de hacer los deberes ante un equipo discretísimo, Grecia, y otro de la cuarta división, Irlanda del Norte. En un año, ha pasado de ganar amistosamente por 0-5 en Belfast a no abrir un 0-0 con todas las lentejas en juego. Cuesta creerlo, pero el equipo de Iñaki Sáez ha perdido el hilo. Ha perdido tantos atributos, físicos y futbolísticos, que ni siquiera tiene cuerda para resolver una faena de aliño, lo mínimo que se le exigía ayer tras el varapalo del sábado. Por supuesto, tuvo un puñado de ocasiones. Pero es precisamente el acierto y la pericia en la complicada suerte del gol lo que distingue a la élite, o los aspirantes, del pelotón de cola. Sumado el accidente con los griegos, ya son dos los despilfarros.

IRLANDA DEL NORTE 0 - ESPAÑA 0

Irlanda del Norte: Taylor; Baird, Hughes, McCartney, Kennedy; Griffin; Healy, Johnson, Doherty (Toner, m.80), Jones (McVeigh, min.73); y Smith (Williams, m.92).

España: Casillas; Puyol, Marchena, Helguera, Juanfran; Sergio (Joaquín, m. 65), Baraja; Etxeberria (De Pedro, m.78), Valerón, Vicente (Morientes, m.65); y Raúl.

Árbitro: Pedersen (Dinamarca). Amonestó a De Pedro.

15.000 espectadores en Windsor Park.

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La selección vive tiempos de zozobra. Se ha nublado en la recta final. Ella sola se ha metido en un laberinto ante rivales de perfil bajo, sobre todo Irlanda del Norte, una bicoca se mire por donde se mire. Ante un cuadro semejante, que llevaba diez partidos sin ganar y 882 minutos sin marcar un gol, acabó frustrada. Tiene el aire justo, como casi todos sus adversarios a estas alturas, pero sobre todo le faltan luces. Sáez ha movido la noria en cuatro días y el resultado ha sido igual de decepcionante. Frente a los norirlandeses hizo un trueque con los dos laterales que se midieron a Grecia y adelantó a Valerón para dejar la sala de máquinas a Sergio y Baraja. La nueva ecuación tampoco funcionó.

El equipo estuvo cojo en muchas posiciones. Por ejemplo, en el centro del ruedo, donde a Sergio le resultó excesivo el peso de engrasarlo. Más acostumbrado a flotar junto al medio defensivo -Mauro Silva, en el Depor-, se atascó de mala manera y todo lo que hizo resultó intrascendente, excesivamente funcionarial. Lo mismo que sucedió en la orilla izquierda, por la que Vicente se lio de mala manera. El valencianista ha perdido chispa y cada vez juega más acogotado, como si se hubiera gripado. Apenas fue capaz de recortar, de amagar, a Baird, el peor de un conjunto raquítico. Pero Sáez ha decidido darle carrete. Prefiere a un extremo con más afinidad por la banda que a un interior con una pegada estruendosa, con un pie izquierdo milimétrico y que lleva toda la temporada en éxtasis, como De Pedro. El jugador de la Real Sociedad, el Beckham español, no le seduce del todo. Más bien, casi nada, como de nuevo puso en evidencia anoche, cuando tras más de una hora de juego pastoso, hizo su primer cambio: retiró a Vicente, pero envidó con Joaquín remitiendo a Etxeberria a la izquierda. El propio seleccionador había denunciado el día antes la nula efectividad del equipo en las jugadas con el balón parado. Ayer tuvo otro rastro de lo mismo, pero el mejor pegador fue relegado hasta el último suspiro, cuando España ya iba a la deriva.

Si el técnico no remedió los costados ni el eje del equipo, el paso adelante de Valerón tampoco dio altura al equipo. Cerca del área rival, donde a casi todos se les apaga la bombilla, el canario explota mejor su juego sedante y su pase ingenioso. Por el contrario, España pierde gol, porque el deportivista es alérgico a las trincheras. Si ocurre como ante Grecia, cuando Sáez le dio el timón central, junto a Marchena, el equipo se desengancha de los puntas y pierde un muelle defensivo. A la espera de lo que decida el seleccionador en el futuro, lo cierto es que el mejor Valerón del que ha disfrutado España ha sido cuando ha tenido dos atacantes a la vista y tres medios con pulmones por detrás. En Belfast terminó a las espaldas de Raúl y Morientes, al que recurrió en el tramo final Sáez en vista de la ceguera en el ataque.

A falta de juego, la selección se lanzó a tumba abierta en el último trecho del choque. Los norirlandeses, que apenas habían cruzado su frontera para dar tres sustos tremendos a Casillas, se graparon a su larguero y cruzaron los dedos. Un empate con España les suponía el mayor triunfo de los últimos tiempos. A base de empeño y una alta dosis de fuerza de voluntad, el equipo de Sáez amontonó una ocasión tras otra. Hasta el punto de poner en el mercadeo a Taylor, el portero local, que pasó la mejor noche de su vida. Coincidente con una de las peores de España, que ha perdido la cabeza de su grupo en menos de una semana y ha dejado un tufillo inquietante. Ahora le queda un verano de profunda reflexión por delante.

Helguera, en primer plano, se lamenta ante Raúl.
Helguera, en primer plano, se lamenta ante Raúl.AFP
Johnson intenta sujetar por un hombro a Sergio para evitar que se le escape.
Johnson intenta sujetar por un hombro a Sergio para evitar que se le escape.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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