Hacia otro teatro

Vis a vis es la expresión, tomada del francés, que se utiliza entre otras cosas para las visitas privadas de parejas en las cárceles, en una habitación con cama. La autora de esta obra cuenta la relación de una pareja en varios de estos encuentros: con una gradación muy bien hecha, desde el momento en que aparece como algo circunstancial y que se puede solucionar hasta la tragedia y la muerte.

El personaje principal es el hombre: el detenido por un error (propio), el que va viendo cómo la vida carcelaria se echa de encima de él y le destruye. El actor Raúl Arévalo matiza el papel perfectamente y se expresa en el habla juvenil con la soltura propia de su misma edad: es notable que siendo Amanda Rodríguez autora y actriz, haya construido mejor el papel del hombre. Eso prueba su alcance de escritora dramática, no sólo en el desarrollo de la situación sino en el lenguaje y la forma de expresar la crudeza de la cárcel y la extinción de una vida por una nimiedad. No tiene inconveniente y marca la vida exterior en su propio personaje, que arranca desde el amor hasta la infidelidad quizá necesaria, como una muestra de que una vida se detiene para alguien pero no para los demás: la cárcel, en ese caso, no sería más que una metáfora de otras situaciones individuales similares.

Espectadores

La autora ganó una beca de este Centro que ha facilitado su montaje en el teatro donde está la escuela de Cristina Rota, en la calle del Doctor Fourquet.

Los alumnos han llenado el local y han hecho muy bien el papel de espectadores entusiastas; no lo son sólo por compañerismo, sino por la calidad de todo el trabajo.