Nueve españoles en el Grand Slam
El de Ontinyent eleva la lista de triunfadores en los torneos más importantes
Arantxa Sánchez Vicario fue quien rompió la larga sequía que se extendía desde que Manuel Orantes ganase en 1975 el Open de Estados Unidos. Aquello ocurrió en 1989, cuando, sin que nadie contara con ella, levantó un 3-5 en contra en la final frente a la legendaria alemana Steffi Graf para acabar alzándose con su primera victoria en el torneo de Roland Garros. Fueron 14 años de travesía del desierto en los que ganar un torneo Supernueve, ahora Masters Series, o llegar a unas semifinales o a unos cuartos de final en los cuatro grandes era considerado toda una odisea para el tenis español.
Sin embargo, la explosión de Arantxa abrió las puertas de los grandes éxitos a una nueva generación de jugadores de gran calidad y capaces de caminar con soltura por la senda que habían marcado en los sesenta y los setenta Manuel Santana, Manuel Orantes y Andrés Gimeno. Así, Sergi Bruguera ganó Roland Garros en 1993 y 1994 y confirmó la ascnsión imparable de los españoles, que convirtieron el torneo parisiense en algo así como su catedral particular.
Dentro de este nuevo contexto, la cumbre de la nueva armada se produjo en 1994, cuando la propia Arantxa ganó Roland Garros y el Open de Estados Unidos; Bruguera, Roland Garros -a costa de Alberto Berasategui en la final-, y Conchita Martínez, Wimbledon.
Fue un año mágico que ni siquiera pudieron igualar los éxitos de Carlos Moyà, Àlex Corretja y Arantxa cuando en 1998 ganaron los dos títulos de Roland Garros y el Masters y fueron protagonistas de las dos finales masculinas.
Las expectativas superaron cualquier previsión cuando en 2000 España se proclamó, ante Australia, campeona por primera vez en la historia de la Copa Davis.
El tenis hablaba ya español, puesto que en el circuito femenino Arantxa y Conchita ganaron cinco Copas Federación, el equivalente a la Davis, y eran habituales en las finales de los torneos más importantes.
Aunque en el terreno femenino el dominio español comenzó a eclipsarse a partir de 2000, en el masculino Roland Garros siguió siendo un torneo español. Corretja jugó la final en 2001 -la perdió ante el brasileño Gustavo Kuerten- y en 2002 Ferrero y Costa protagonizaron otra disputa del título y el triunfo sonrió al leridano. Pero Ferrero no dejó escapar ayer su segunda oportunidad. Ganó sin contemplaciones al intruso holandés, Martin Verkerk, y se adueñó de la tierra batida. "Desde la lesión de Kuerten, es el mejor sobre este elemento", asegura Antonio Martínez Cascales, su entrenador.
Pero no el único, porque, por detrás, ya está aflorando una nueva generación de jugadores encabezada por Tommy Robredo y Rafael Nadal, que vuelven a apuntar muy alto. El gerundense, de 21 años, acaba de llegar a los cuartos de final de Roland Garros. Y el mallorquín, con sólo 16, ha logrado ya algunas victorias de peso sobre jugadores del nivel de Costa o Moyà y fue semifinalista júnior en Wimbledon el año pasado.
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