Justine lanza la raqueta al cielo
Henin derrota a Clijsters, entra en la historia belga y dedica el trofeo a su madre, ya fallecida
No hubo lágrimas, pero sí recuerdos. Justine Henin lanzó su raqueta al cielo y se olvidó de ella. Abandonó la pista y se abrazó en el palco a su marido, su suegra y su entrenador. Luego, cuando el rey Alberto de Bélgica, le entregó el trofeo, su pensamiento voló años atrás: "Se lo dedico a mi madre, que vela por mí desde el paraíso". Henin acababa de ganar Roland Garros al superar en la final a su compatriota Kim Clijsters por 6-0 y 6-4. Una victoria que la convierte en la primera belga que gana un torneo del Grand Slam.
Fue la realización de un sueño. Hace once años, cuando tenía diez, Françoise la llevó a Roland Garros por primera vez y, mientras Mónica Seles y Steffi Graf disputaban la final, Justine le dijo: "Mamá, algún día yo estaré ahí, luchando contra ellas". Aquella frase inocente, propia de una niña ilusionada, adquirió ayer una trascendencia inusual puesto que su madre, profesora de francés, falleció el 26 de marzo de 1995 víctima de un cáncer.
Era el inicio del drama vital de Justine. Incapaz de entenderse con su padre, abandonó su hogar cuatro años más tarde y encontró el apoyo necesario en dos personas que se convirtieron en su auténtica familia: Pierre-Yves Hardenne, su compañero, con el que se casó en noviembre del año pasado, y Carlos Rodríguez, argentino, su entrenador. "Tomé una decisión y fue buena", explicó ayer cuando le preguntaron sobre su padre, José, cartero; "yo elijo a quienes van a estar a mi alrededor y sé que todos ellos me dan su apoyo incondicional".
La carrera de Henin tomó un cáriz distinto cuando en 1997 ganó la Orange Bowl y el torneo júnior de Roland Garros. Entonces decidió romper la promesa que le había hecho a su madre de concluir el bachilletaro y se dedicó al tenis por completo. Su primer título lo consiguió en Amberes el 16 de mayo de 1999. Y en 2001 ya alcanzó las semifinales de Roland Garros, aunque perdió precisamente frente a Clijsters, y la final de Wimbledon, en la que hubo de enfrentarse a Venus Williams tras conocer la muerte de un abuelo.
Justine entró ayer por la puerta grande en la historia del tenis. Ninguna mujer belga había llegado tan lejos. Clijsters fue la primera que disputó una final del Grand Slam, en París, en 2001, pero perdió ante Jennifer Capriati por 12-10 en la tercera manga. Antes, ni Sabine Appelmans ni Dominique van Roost habían logrado superar los cuartos de final de un grande. El fenómeno que se ha producido con el tenis femenino ya ha sido comparado en Bélgica con los cinco Tours de Eddie Merckx y las semifinales de la selección de fútbol en el Mundial del 86.
"¿Debe de ser alucinante estar aquí, con la copa?", preguntaron a Justine. "Es mía", respondió; "es un sueño convertido en realidad. Pero no es toda mi vida. Es un gran momento, eso sí, pero hay personas a mi lado a las que quiero y que son lo más importante".
Triunfo español en júniors
Marta Fraga y Adriana González ganaron el título júnior de dobles al batir a Bohmova y Krajicek: 6-0 y 6-3. Virginia Ruano y Paola Suárez disputarán la final absoluta ante Clijsters y la japonesa Sugiyama.
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