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Columna
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Derrota con diamantes

Fue con el salmón marinado, cuando tuvo noticia de la aureola con la que Rodríguez Zapatero había ungido a Joan Ignasi Pla, en el Comité Federal del PSOE, es decir que el secretario de los socialistas valencianos, en hablilla de sacristía, abandonaba el martirologio, para tomar posesión de su plaza en el santoral. Con un delicioso queso manchego, el comensal sentado a su derecha, le facilitó una abrumadora lista de los tantos por ciento, que jalonaban los territorios arrebatados a los conservadores. No obstante, el comensal de su derecha se expresó con la moderación de Pla al referirse al potente cepo de capturar votos que aún mantiene bien engrasado el PP. El comensal de su izquierda le ofreció unos calamares rebozados, mientras le susurraba cómo EU había percibido un mantenimiento al alza y l´Entesa ya tenía representación en municipios relevantes, de acuerdo con el informe de Joan Ribó, que ayer rindió ante el Consell Politic. Un tercer comensal situado frente al cronista se lamentó de que el Bloc hubiera pinchado nuevamente en su sprint a las Cortes, pero recordó que disponía de un contingente de 298 regidores por todos los confines del país. "Una cifra bastante más alta que la conseguida por l´Entesa", concluyó, en tanto escanciaba rioja a sus compañeros, que ya andaban con los ibéricos.

El ecuador de la cena entró con el sorbete de limón y el doble filo de los pactos. Por las ventanas del restaurante, el cronista observó el vivo color lila de las jacarandas a la luz de las farolas y de la apuesta de Pla por la recuperación del electorado urbano, de cara al 2004. El comensal sentado a la izquierda repitió lo que tantas veces se dijo en campaña: No vamos a permitir que el PP gobierne. Lo ha dejado muy claro Ribó: "A nivel local y de instancias comarcales y autonómicas, con el propósito de compensar adecuadamente la votación de un número mayor de alcaldías para el PSPV, por parte de EU, que aquellas que podemos recibir de sus votos". Mientras servían el mero en salsa, el comensal sentado a su izquierda se dirigió con una cordial sonrisa al comensal sentado en frente del cronista, y agregó: "Valoramos la positiva disposición del PSPV, y, sin embargo, observamos la actitud del Bloc que mira tanto a su derecha como a su izquierda, con el aparente objetivo de conseguir cuanto mayor poder le sea posible, sin ningún riesgo ideológico". El comensal de frente al cronista, se atragantó brevemente con una espina de pescado, sonrío y comentó: "La política hoy, es compleja, laberíntica y hasta imprevisible, en ocasiones. Parece conveniente, analizar con minuciosidad, cada caso, sin precipitarse". Pero, aparte de diferencias y coincidencias, los tres se mostraron de acuerdo en que la izquierda y el nacionalismo, el progreso, en fin, habían vapuleado a conservadores y reaccionarios.

Tras el café y las copas, con brindis, por el éxito alcanzado, decidieron retirarse, como habían hecho disimuladamente los camareros. Muy cerca, en otra mesa, cuatro personas cenaban y hablaban en tono autoritario, servidos por el propietario del restaurante. Hubo un saludo correcto, aunque frío. El cronista preguntó a sus acompañantes que quiénes eran. Y uno de ellos exclamó, el alcalde y algunos concejales del pueblo. Eso, los derrotados.

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